Alisma,
mujer que permanece en el fondo de un sueño y brama con su capa de oro un lento gemido que se disuelve al amanecer.

En éste ahora invisible,
si pudiera elegir
eligiría,
como brizna de trigo
germinar en los llanos,
como nota soñada,
disolverme en sonido

La palabra es un elemento fundamental en la poesía de Manel García Grau. La vida sería para el poeta palabra en el tiempo. La palabra cumple varias funciones: se presenta como un antídoto contra el enfrentamiento entre los hombres, es instrumento de comprensión y de conocimiento, y es también elemento liberador y de combate para dignificar la vida.
«Sólo conozco un humile margen para,
preservarme: la palabra,
el hombre,
sólo eso.»

España, inicios del siglo XX. José Ortega, armado de razón, busca un ideal que guíe su vida, oriente su acción pública e ilumine lo que le rodea. En su demanda se enfrentará con Don Quijote, Unamuno o Baroja; descifrará el neokantismo, la fenomenología, el psicoanálisis; investigará la leyenda milenarista, la prehistoria del criticismo, la anatomía del alma; descubrirá la mujer, la política, el compromiso; predicará el socialismo, la construcción de Europa, la recreación de España y recorrerá Castilla, Marburgo o Asturias para asentarse en El Escorial, donde ya estaba.
Los edificios conceptuales se asientan sobre vidas concretas; bajo toda construcción universal transpira una biografía particular.
El joven José Ortega propone un recorrido atento por el pensamiento de juventud de Ortega y Gasset, reconstruyendo sus peripecias intelectuales hasta encontrar la razón vital de la razón vital.

Cratón el Homicida, agente del gobierno francés, cruza el Atlántico a bordo del Eurídice, un barco inglés con destino a las Indias Orientales.
Mientras tanto, frente a las costas africanas, en la pequeña isla de Santa Elena, el general Gourgaud busca un camino para la fuga de su señor, el emperador destronado Napoleón Bonaparte, cautivo a dos mil leguas de Francia a manos del ejército británico. Junto al ilustre prisionero, una corte de franceses sufre el rigor de un exilio incierto que se prolonga durante cinco años. Cada uno de estos cortesanos posee un motivo no confesado para encontrarse en la isla, pero para todos ellos la duración del destierro es ya demasiado larga, y el alejamiento de la civilización que conocieron sólo se explica por un fuerte sentimiento de lealtad.