9788413390468
La prensa se equivoca y otras obviedades «Artículos 1908»
G.K. Chesterton
Editorial: Encuentro Fecha de publicación: 14/12/2020 Páginas: 266Formato: 23 x 15 cm.
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Chesterton (Londres, 1874-1936), el gran escritor inglés, es conocido sobre todo por los relatos policiales del Padre Brown y por sus novelas, en especial El hombre que fue Jueves. Pero Chesterton fue también un magnífico biógrafo en un tiempo de biógrafos magníficos: Stefan Zweig, Lytton Strachey, André Maurois, Emil Ludwig o Harold Lamb, por recordar apenas unos cuantos nombres representativos. Chesterton, como biógrafo estuvo siempre a la altura de los mejores y fue quizás el primero en el tiempo, pues empezó a escribir biografías a finales del siglo XIX, en los inicios de su carrera literaria, antes de que se pusiera de moda el género, y su primer libro importante y de cierto éxito es la biografía dedicada al poeta Robert Browning (1903). Lo que le llevó a Chesterton al género biográfico fue, muy probablemente, su generosidad humana, su gran capacidad para el entusiasmo y su gusto por la polémica. Las biografías de Chesterton no son excesivamente objetivas como tampoco son convencionales ni académicas, ni destacan por su tamaño, su erudición o por su aparato crítico o documental, pero resultan siempre apasionantes y esclarecedoras; están escritas con apasionamiento y un enorme vigor e inteligencia y tocan mil asuntos aparte del personaje principal, para iluminar así, de forma un tanto oblicua, la humanidad del personaje pero también a su época, igualmente protagonista.
Gilbert Keith Chesterton (Londres, 1874-Beaconsfield, 1936). Periodista, novelista, poeta, dramaturgo y crítico literario, es uno de los autores modernos más frecuentemente citados con obras maestras como Ortodoxia, Charles Dickens, El Napoleón de Notting Hill, Santo Tomás de Aquino o San Francisco de Asís. En el catálogo de Ediciones Espuela de Plata y Renacimiento pueden encontrarse una buena parte, además de una muy buena representación, de la obra de Chesterton.
Chesterton (Londres, 1874-1936), el gran escritor inglés, es conocido sobre todo por los relatos policiales del Padre Brown y por sus novelas, en especial El hombre que fue Jueves. Pero Chesterton fue también un magnífico biógrafo en un tiempo de biógrafos magníficos: Stefan Zweig, Lytton Strachey, André Maurois, Emil Ludwig o Harold Lamb, por recordar apenas unos cuantos nombres representativos. Chesterton, como biógrafo estuvo siempre a la altura de los mejores y fue quizás el primero en el tiempo, pues empezó a escribir biografías a finales del siglo XIX, en los inicios de su carrera literaria, antes de que se pusiera de moda el género, y su primer libro importante y de cierto éxito es la biografía dedicada al poeta Robert Browning (1903). Lo que le llevó a Chesterton al género biográfico fue, muy probablemente, su generosidad humana, su gran capacidad para el entusiasmo y su gusto por la polémica. Las biografías de Chesterton no son excesivamente objetivas como tampoco son convencionales ni académicas, ni destacan por su tamaño, su erudición o por su aparato crítico o documental, pero resultan siempre apasionantes y esclarecedoras; están escritas con apasionamiento y un enorme vigor e inteligencia y tocan mil asuntos aparte del personaje principal, para iluminar así, de forma un tanto oblicua, la humanidad del personaje pero también a su época, igualmente protagonista.
Gilbert Keith Chesterton (Londres, 1874-Beaconsfield, 1936). Periodista, novelista, poeta, dramaturgo y crítico literario, es uno de los autores modernos más frecuentemente citados con obras maestras como Ortodoxia, Charles Dickens, El Napoleón de Notting Hill, Santo Tomás de Aquino o San Francisco de Asís. En el catálogo de Ediciones Espuela de Plata y Renacimiento pueden encontrarse una buena parte, además de una muy buena representación, de la obra de Chesterton.
Comparándolos con otros, puede que algunos relatos del padre Brown parezcan ingenuos. Pero es que él no es un detective al uso, ni tampoco sus historias. No podemos leer a Chesterton como a Agatha Christie o a Conan Doyle, porque aquél tiene intenciones muy distintas con sus palabras. Le gusta recrearse creando misterios cada vez más complicados e irresolubles, pero también busca transmitir sus propias ideas y hacer un retrato costumbrista de las personas y lugares de su época, con especial mimo en detalles de la vida cotidiana que muchos pasarían por alto. Excepto su padre Brown.
Inspirado en un amigo suyo, Chesterton nos dio a conocer al padre Brown en los doce relatos que componen este volumen. Este cura católico, de aspecto insignificante y candoroso, siempre con su inseparable paraguas y sus eternos paquetes de papel de estraza, tiene un cerebro privilegiado y una intuición singular para leer en los recovecos del corazón humano. Pero su bondad natural le impide juzgar y condenar: descubre el delito, pero intenta «salvar» al delincuente.
Novelas aptas para toda la familia, llenas de humor y muy vigentes en la actualidad.