978-84-10053-19-9
La semilla de la jacaranda
Vicente Vercher Castelló
Editorial: OLELIBROS Fecha de publicación: 01/04/2024 Páginas: 216Formato: Rústica
www.paquebote.com > Vicente
Los evangelios son unos textos algo paradójicos. En su sencillez, ya desde la primera lectura, se entienden y cautivan; pero, para entenderlos bien, sue¬len necesitar una explicación. Decía Wittgenstein que le hubiera gustado ser maestro para poder explicar el Evangelio a los niños. En cierta manera, estas páginas obedecen a un anhelo parecido: explicar cómo el Evangelio de Marcos puede ser objeto de meditación para conocer mejor a Jesús. La perspectiva elegida en este libro es la de comentar el texto desde el punto de vista de los testigos presentes en cada acontecimiento narrado. Esta actitud de testigo presencial no es algo ajeno al texto de Marcos, ni algo añadido, si no que este segundo evangelio está escrito desde la perspec¬tiva de quien presencia las acciones de Jesús: la tradición asegura que ese testigo era san Pedro, pero incluso los lugares donde no interviene san Pedro se proponen normalmente desde la perspectiva del testigo.
No hay muchas novelas sobre minerales. En los relatos científicos, literarios y periodísticos actuales siempre se prefiere lo humano, lo animal y -últimamente- lo vegetal y lo artificial para contar el mundo. Esta novela va en otra dirección y hunde sus pies en la tierra. Esta historia no olvida que los otolitos son las concreciones minerales presentes en la zona vestibular del oído que nos permiten mantener el equilibrio y no caernos: los minerales nos estabilizan. Los oligoelementos son indispensables para la existencia. Todo lo vivo está relacionado con el suelo y sus nutrientes. Esta obra es como el carbono, puede tomar diversas formas, entre ellas la mineral. Es proteica y deslizante, sobrevuela varios géneros literarios sin asentarse del todo en ninguno, su esencia es el flujo y lo impermanente, su fijeza es huidiza. Como el material lávico, se escurre ardiente hasta encontrar su forma. No es una novela normal ni previsible. No es una obra estable, cambia al ser releída. Su estructura está en el aire. Hecha de los mismos materiales que nos componen, Cúbit demuestra que las novelas complejas también pueden ser ácidas, pentagonales, divertidas.