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Dionisia García, después de seis años de silencio poético, nos llega con Señales, el duodécimo libro de poemas. Dados sus trabajos en prosa y verso, hemos de mencionar sus libros de relatos, aforismos (el último, El caracol dorado, editado por Renacimiento en 2011) y una autobiografía novelada, Correo interior, publicada en esta misma editorial.
Recordemos algunos de sus libros de poesía: Mnemosine (Rialp, 1981); Interludio (El Bardo, 1987); Diario abierto (Trieste, 1989); Lugares de paso (Renacimiento, 1999); El engaño de los días (Tusquets, 2006) y la antología, Cordialmente suya (Renacimiento, 2008), que recoge poemas publicados entre los años 1976 y 2007.
Dionisia García, desde los comienzos, ha dejado constancia en sus versos de todo cuanto concierne al ser humano. Junto a esa razón central, advertimos un acercamiento al mundo de los objetos. La mirada al origen, el paisaje, los afectos, la cotidianidad, el tiempo por el que pasamos, y tantos otros motivos que la vida ofrece han sido de su interés, sin desprenderse de ese eje y fundamento que ella llama «humanista», en cuanto que se refiere a las personas y sus avatares, condición que encontramos de manera expresa en la tercera parte del libro precedente, El engaño de los días.
Señales se afirma en la tendencia mencionada, quizá en una vertiente más cruda, salvada por ese resurgir de las cenizas característico de la poesía de la autora.
Edición de Nigel Dennis.
• El novelista
• Cinelandia
• La Quinta de Palmyra
• La mujer de ámbar
• Las Tres Gracias
• Ramonismo
Recordamos en el presente año el 50 aniversario del fallecimiento de este singular escritor adelantado a su época, rescatando en dos volúmenes su principal obra narrativa, acaso la faceta menos conocida de Gómez de la Serna.
Como afirma Nigel Dennis en el atinado prólogo que inaugura el tomo, a principios del XX, Ramón practica una especie de “terrorismo cultural” que le lleva a desmontar las convenciones de todos los géneros literarios como si de un inventor en ejercicio de constante renovación se tratase.
Dicha actitud no siempre fue bien entendida entre sus contemporáneos o el lector burgués acomodado en los patrones decimonónicos. Porque el escritor madrileño, en su infatigable búsqueda de lo nuevo, sustentó su prosa sobre tramas algo anárquicas que disolvían la tradicional unidad de acción y presentaban una estructura fragmentada. Tal era el modelo de novela por el que apostaba: aquella que reflejaba lo arbitrario y azaroso de la vida, que a veces se greguerizaba potenciando su naturaleza poética, y que con la perspectiva de los años, la crítica ha sabido valorar como una muestra imprescindible en el vasto universo de la imaginación ramoniana.
Desde mediados de los noventa, un Gobierno autonómico y sus adláteres han obtenido celebridad no tanto por sus logros, sino por sus despilfarros y excentricidades, por su jactancia, por sus colusiones y colisiones. Y el resultado ha sido una autonomía expansiva y fanfarrona; una ruina. Sin duda, lo sucedido en Valencia es, en chiquitito o a lo grande, una metáfora y condensación de lo ocurrido en España: deuda, ostentación, despilfarro e incluso mal uso de los fondos públicos.
La farsa valenciana es un libro de examen y de combate, de análisis y de intervención, en el que se estudian los protagonistas como si en un drama o en una farsa estuviéramos, como una galería de monstruos, una parada de personajes impensables y hasta inverosímiles. Y todo ello sin perder el humor, aquel que nos permite soportar a unos individuos que se están apoderando de nuestras instituciones.
Los protagonistas de este álbum de pesadillas sólo encuentran satisfacción cuando se imponen a los demás o cuando conquistan un reducto de supremacía a costa de sus amantes, de sus amigos, o de su propia cordura. La mordaz ironía con que Enrique Serna escudriña los tumores del alma nos muestra al desnudo las secretas intenciones que todos tratamos de ocultar en los avatares cotidianos de nuestra guerra fría con el prójimo: la lucha por el poder en las relaciones de pareja, la fuga hacia delante del rencor solitario, la imposibilidad de conciliar el individualismo hedonista con la entrega amorosa, los crueles espejismos de la vanagloria, las pequeñas y grandes traiciones que socavan la vida conyugal hasta convertirla en un campo minado.
Autor de algunos de los cuentos crueles más aclamados de la literatura mexicana contemporánea, en este libro de madurez Serna afina su vena satírica, más negra que nunca, y la astucia narrativa que han cautivado al público de varias generaciones.