978-84-9097-021-8
Genocidas, cruzados y castradores «Terror y humillación en nuestro pasado»
Miquel Izard
Editorial: Los Libros de la Catarata Fecha de publicación: 14/04/2015 Páginas: 240Formato: Rústica
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Los disparates del Diccionario Biográfico de la Academia de la Historia o recientes soflamas políticas evidencian la descarada y burda manipulación que nuestros gobernantes y algunos historiadores, periodistas y líderes de opinión consuman con el pasado remoto o, aún peor, reciente, justo cuando proliferan trabajos desvelando las atrocidades de la guerra y la dictadura. Miquel Izard ha recopilado un gran fondo documental sobre la Retirada de Cataluña, un tema poco tratado por los historiadores que concluyen sus crónicas el 26 de enero con la caída de Barcelona. Pero desde finales de 1938 a principios de 1939, durante poco más de quince días, ante el avance de los nacionales, salieron del Principado medio millón de personas, más de la mitad refugiados del resto de España, y entre ellos bastantes soldados y muchos heridos o mutilados. Los más privilegiados huyeron en automóvil, con recursos y documentos, otros en camión o carro, pero la mayoría salieron a pie en un éxodo dantesco a causa del hambre, la sed y los ametrallamientos y bombardeos de la aviación fascista (sólo en Figueres hubo 203 muertos), empeorado por una climatología adversa con lluvia y frío, lo que provocó un gran número de fallecimientos y suicidios, perjudicando como siempre a los más vulnerables: ancianos, enfermos y niños. La política despiadada de París que derivó a los exiliados a campos de concentración contrasta con muchas pruebas de dignidad y fraternidad por parte de organizaciones como la Cruz Roja, los cuáqueros, la Aide Suisse aux Enfants Espagnols, que luego organizó la Maternidad de Elna, o de ciudadanos sencillos del otro lado de la frontera.
Aquel inverosímil verano del 36 no por esperado resultó menos sorprendente para toda la sociedad catalana y para los que desde fuera de Cataluña pudieron seguir de cerca unos acontecimientos que se desencadenaron de manera trepidante.
El golpe de Estado del general Franco hacía tiempo que se incubaba. De eso eran conscientes tanto los que de una u otra manera simpatizaban o colaboraron con el mismo, como el movimiento obrero que, organizado principalmente en la CNT, salió a la calle no para defender las conquistas sociales que la República no le quiso dar, sino para avanzar hacia una sociedad sin clases y sin desigualdades sociales tras conseguir la derrota del fascismo.
La rabia inicial se transformó en furia creadora y, de la noche a la mañana, las convenciones sociales, las formas de producción, las estructuras de decisión y la vida cotidiana anterior saltaron por los aires, y Cataluña entera se puso manos a la obra para construir una sociedad sobre las bases de la libertad y la justicia social para todos y todas.
Al contrario de lo que se puede leer en tanta historiografía oficial, no fue Barcelona y no fueron los «murcianos» los únicos protagonistas de la revolución social, fue el conjunto de obreros y campesinos de toda Cataluña los que salieron a la calle y tomaron el futuro en sus manos.
La obra colectivizadora en las fábricas y el campo, la expropiación de locales de la burguesía y de la Iglesia para escuelas, comedores y hospitales —además de para locales de sindicatos, partidos y asociaciones—, la creación de comités municipales y de defensa se extendió por toda Cataluña, de manera espontánea, sobrepasando muchas veces a las propias organizaciones obreras y borrando de un plumazo las relaciones de poder anteriores.
También la represión sobre fascistas, algunos elementos de la burguesía o sus colaboradores y sobre el clero se dejó sentir en todo el país, pero ni ésta fue tan ciega, ni tan numerosa, ni fue obra sólo de incontrolados o de miembros de la CNT. Y, sobre todo, no fue Barcelona donde hubo proporcionalmente más muertos, sino en algunas zonas rurales donde el caciquismo y la Iglesia habían jugado un papel especialmente represivo, como nos demuestra Miquel Izard en su abrumador trabajo: una radiografía de los seis primeros meses de revolución social en Cataluña, a partir de las noticias de la época y los escritos dejados por sus protagonistas y observadores de todo el espectro político —tanto los partidarios como los críticos—, en aquel lejano y extraordinario verano del 36 que unos se esfuerzan por recordar, mientras otros se empeñan en enterrar.