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Despotismo e Ilustración en España constituye una reflexión personal del autor sobre las diferencias entre el poder político y las corrientes intelectuales. No siempre coinciden en sus proyectos y en las medidas a adoptar para conseguir el progreso social y cultural. Entre la idea de decadencia hispana y el ideal modernizador de Europa, los hombres del siglo XVIII persiguieron la superación de lo que entendieron como lastres históricos del pasado español.
• Antonio Mestre Sanchis (Oliva, Valencia, 1933) es doctor en Historia por las universidades Pontificia Gregoriana de Roma y Literaria de Valencia y catedrático de Historia Moderna en las universidades de Alicante y de Valencia. Su investigación se ha centrado en la figura del polígrafo Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781), analizando el precedente cultural de los novatores españoles (Manuel Martí de un modo particular), su actividad intelectual y editorial, su relación con Europa y sus epígonos en la segunda mitad del siglo XVIII, tanto en su dimensión cultural como religiosa.
Entre sus libros sobresale Ilustración y reforma de la Iglesia, Historia, fueros y actitudes políticas, la Biografía de Gregorio Mayans y Humanistas, políticos e ilustrados.
«Un estudio publicado en Estados Unidos determinó que leer ficción nos ayuda a ponernos en los zapatos de los demás.» (http://www.nacion.com)
Los zapatos y la literatura mantienen una vieja y prolongada relación. Llegue con recordar desde el famoso zapato de cristal de La Cenicienta -quizá la primera metáfora narrativa sobre la virginidad y sus extravíos- hasta El zapato de raso de Paul Claudel, pasando por Los zapatos rojos de Andersen y sin olvidar, si nos queremos meter en prosas periodísticas más cercanas, el famoso lanzamiento de zapato con el que Muntadhar al Zaidi bombardeó al ínclito George Bush.
Aquí la cosa va también en cierto modo de zapatos, zapatazos y pérdida de la virginidad. De la virginidad empresarial, si me permiten columbrar que tal cosa es posible. Pues que un tanto despistado y drogadictillo heredero recibe como herencia tras la muerte de sus progenitores una fábrica de zapatos sita en las muy laboriosas tierras alicantinas. Y no se le ocurre otra cosa que querer convertirse en empresario honesto y pagar lo justo a cada miembro del antaño sujeto revolucionario. Radical contradicción que, como todos ustedes se imaginan, va a dar lugar a diversos desastres y desencuentros económicos, laborales, sindicales, amorosos y criminales. La cenicienta trabajando en una fábrica de zapatos.
Aprovechando que la crisis pasa por Valladolid, se habla mucho, demasiado, pienso yo, de novela social. En cuanto aparece un pobre, un precario, un desahucio o un maltrato, hasta los críticos más académicos se nos ponen sentimentales. A ver si hay suerte y esta novela cuela en la moda. Aunque mucho me temo que no lo tiene fácil, porque esta novela habla de lo que hablan las verdaderas novelas sociales: de la lucha entre el capital y el trabajo. Y en directo, con las plusvalías al aire y sin paños ni apaños sentimentales.
En 1992, La poesía ha caído en desgracia abrió rumbos insospechados en la trayectoria poética de Juan Carlos Mestre. Una larga residencia en tierras chilenas lo había sumergido en un espacio (la ciudad de Concepción) que se sobrepondría a su paisaje natal del Bierzo; le había ofrecido, sobre todo, vivencias de una crudeza inolvidable (la dictadura, la solidaridad y la resistencia) y nuevas lecturas (del resplandor de Gonzalo Rojas al mundo ruinoso de Jorge Teillier). «He visto» dice el sujeto visitante de este libro, y lo que ha visto y escribe es un testimonio alucinado, proteico, de los paisajes recorridos: lugares concretos, territorios de la escritura, pero paisajes también del sueño y de la imaginación que se han poblado, enlazándose con imágenes del holocausto europeo, de tortura y muerte, de desapariciones y de duelo, pero también de la esperanza, la férvida utopía de un pueblo sometido. El don secular del poeta visionario revive en estas páginas, izando una palabra desgraciada en su soledad («esta palabra y la sombra de esta palabra han sido pronunciadas ante el vacío, para una multitud que no existe»), pero desafiante en su insistencia en nombrar la belleza y el horror. En 1992, La poesía ha caído en desgracia fue escrito y premiado a contracorriente de la tendencia dominante en la poesía española de la época; en esta nueva edición, dos veces más extensa, Mestre añade un puñado de poemas escritos en Chile —entre ellos los publicados en Las páginas del fuego (1987)—, y otros más recientes, que revisten el tono grave del original, grave con la gravedad elegíaca de una época de sombras, con una carnadura verbal más ágil, más flexible y a ratos humorística en el engarce proliferante y siempre deslumbrante de sus imágenes.
Niall Binns
Para reunirse con su marido, ingeniero contratado para la construcción de una central hidroeléctrica, la española Marisa Mestres llegó con sus hijos a Venezuela a mediados del siglo XX. Su destino era la zona más tropical del país: la infinita Guayana, tal vez el paraje más espectacular del orbe, con sobrecogedoras selvas y caudalosos ríos, y saltos de agua como el del Ángel, con casi mil metros de caída libre. Este libro, escrito por ella misma, recoge sus insólitas vivencias en tan peculiar medio, y a la descripción de lo que observa -lugares paradisíacos, animales exóticos, personajes singulares...- añade la expresión sincera de lo que siente.
La autora llegó a Venezuela en una época en que el país se encontraba en el umbral de un formidable porvenir, lo que hizo que miles de europeos, atraídos por las posibilidades que ofrecía, no vacilaran en cruzar el charco (muchos de ellos en precarias condiciones), de manera que a fines de los cincuenta constituían más del quince por ciento de la población total. Aquel momento de promesas quedaría atrás en el tiempo, y hoy sólo nos queda saborear páginas tan apasionantes como las que nos brinda Marisa Mestres, que conforman un periplo fascinante y un documento de ingente valor histórico y etnológico.