Aparte de otros documentos de interés, como una selección de reseñas de los libros del malagueño Sánchez Rodríguez, en este volumen se reúne por primera vez el archivo epistolar completo conservado que recoge la abundante correspondencia (cerca de trescientas cartas) que el poeta andaluz José Sánchez Rodríguez recibió, en el periodo que va desde la última década del siglo XIX hasta los primeros lustros del XX, de poetas importantes como Juan Ramón Jiménez, Francisco Villaespesa y más de setenta remitentes. Su interés, más allá del que tiene para el propio conocimiento de la recepción de las obras del poeta, está sobre todo en los nombres literarios y libros a los que se alude, en el movido ambiente literario que bulle con fuerza entre sus líneas y en el entretejido de relaciones intensas que se pueden identificar correspondientes a esas décadas del modernismo.

De alguna forma, nos resulta familiar ese lenguaje secreto con el que hablan las madres a sus hijos. Un lenguaje no siempre entendido, en ocasiones incluso ininteligible, con su gramática, sintaxis, gestos, miradas, silencios, tonos, diccionario.
Cómo descifrar ese enigma que acaso se inicie cuando, dando a luz, el tejido se desgarra y entonces puede que suceda un
«Romper la madre dentro de la hija
y la hija dentro de la madre».
Almudena Sánchez interviene desde lo lírico en esa tensión irresoluble que, ya de niña, le ha marcado a lo largo de los años. Porque, como dice en este libro mestizo, «sinónimo de madre: no lo hay».
«Siempre he intentado evitar a mi madre. Que no me viera. Recuerdo esto desde los once o doce años. Son recuerdos difusos, pero hubo un punto de ruptura, casi una línea de salida (en la que nos colocamos las dos, como atletas profesionales) a partir de la cual empezaron las diferencias, aunque siempre habían estado ahí. La línea de meta ?un posible entendimiento? no ha aparecido aún. Quizá sea la muerte; la mía, la suya, la de las dos. Quizá esto que escribo». Almudena Sánchez

Valent-se d?un intercanvi epistolar ficcionat, Francesc Torralba ofereix una mirada molt personal al text de les benaurances, a través de les quals desplega els grans principis de la proposta cristiana. En el llibre compareixen dues veus: una de creient i una d?agnòstica. I encara que el creient sigui l?alter ego de l?autor, el seu discurs no adopta mai un to apologètic o acrític, de la mateixa manera que la figura de l?agnòstic no és la de l?infidel a convertir sinó la de l?interlocutor que qüestiona les conviccions del creient i les posa a prova, aportant també la seva pròpia lectura del text. ¿Per què s?ha de vincular la benaurança amb la pobresa? ¿Ens hem de sentir culpables per haver passat una vida alegre? ¿Afirmar el Regne en el més-enllà no és una manera de menystenir aquesta vida amb tots els seus dons i plaers? El pensament es desenvolupa, doncs, a través del diàleg, el contrast i la discrepància, cosa que afina les idees i les creences perquè les sotmet a l?escrutini de qui no en comparteix els pressupòsits.