Como ocurre siempre con los libros de José Luis Melero, en Escritores y escrituras encontraremos a muchos escritores preteridos por el canon y los manuales, disfrutaremos con el anecdotario habitualmente reservado a la letra pequeña a pie de página, y nos divertiremos con esos saberes pintorescos y un punto disparatados que caracterizan a los perseguidores de libros raros y curiosos.
A lo largo de este personalísimo viaje por muchas carreteras secundarias de la literatura, veremos desfilar a autores difícilmente clasificables como Camilo Bargiela, Teresa Wilms, Prudencio Iglesias Hermida, José del Río Sáinz, Mario Arnold o Luys Santa Marina, nos conmoveremos con algunas historias inolvidables que nos legaron gentes tan audaces como el general Burguete, la vedette Carmen de Lirio o el aviador Vicente Monclús, y nos dejaremos cautivar por el atractivo incomparable del viejo republicano José Nakens, del pintor surrealista Urbano Lugrís o del vidente y poeta marqués de Araciel. Se nos invitará a la lectura de libros casi ignorados de Fernando y José García Mercadal, Isidoro Acevedo o Margarita de Foxá, y al mismo tiempo podremos solazarnos con anécdotas olvidadas o desconocidas de Azorín, Manuel Machado, Jarnés o Cajal.
En Escritores y escrituras la vida y la literatura laten más allá de los escritores previsibles y las escrituras convencionales.
• José Luis Melero (Zaragoza, 1956) es autor de Leer para contarlo. Memorias de un bibliófilo aragonés (2003), Los libros de la guerra (2006) y La vida de los libros (Xordica, 2009). En 2007 publicó en edición limitada para bibliófilos Gabinete de Libros Aragoneses Escogidos. Con José Luis Acín preparó dos antologías de cuentos aragoneses: Cuentos aragoneses (1996) y Más cuentos aragoneses (2000). En 1977 fue uno de los fundadores del Rolde de Estudios Aragoneses y de la revista Rolde, de cuyo Consejo de Redacción forma parte desde entonces. Fue Secretario de Dirección de la Colección Poemas de libros de poesía entre 1983 y 1986. Es columnista de Heraldo de Aragón.

La escritura de Xuan Bello se centra en lo esencial porque lo esencial es la tierra de uno, el nombre de los ríos, las fotografías que contienen felicidad o tristeza, el sabor de algunas convicciones o esos paisajes que iluminan el alma.
Las páginas de La nieve y otros complementos circunstanciales muestran todo eso y ofrecen, además, un catálogo de viajes para conocer o evocar la estación de trenes de Bombay, el Trastevere romano, los espacios neoyorquinos de Brooklyn o Manhattan, varias ciudades portuguesas y los valles perdidos tras los montes cantábricos.
Xuan Bello nos dice que la vida está llena de caminos empedrados y llanos, afirma que la niebla y la lluvia son adjetivos del silencio, define lo que importa y lo que debe conservarse. Y lo hace con una escritura precisa, real, que se anuda al lector para darle más de lo que ese lector imagina, algo que sucede cuando la literatura es una recopilación de lo que uno siente y ve.
• Traducción: José Luis Piquero.