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El reconocimiento de la condición divina de Jesús entre sus discípulos es uno de los fenómenos más fascinantes y llamativos del cristianismo naciente. Dicho reconocimiento, que tuvo una expresión muy elocuente en las prácticas cultuales, merece ser estudiado en profundidad y con rigor, ya que resulta decisivo a la hora de relacionar la investigación sobre el Jesús histórico y los comienzos del cristianismo. El autor presenta primero una panorámica del debate actual sobre los orígenes de la devoción a Jesús. Luego muestra con renovados argumentos cómo la temprana definición de la fe cristológica fue clave para la formulación de la imagen cristiana de Dios. Por último, explora las consecuencias que tuvo para los primeros cristianos la adhesión exclusiva a Dios y al Señor Jesús en los diversos ámbitos de la vida. Este breve volumen continúa la investigación iniciada por Hurtado en su extensa obra «Señor Jesucristo» (Salamanca 2008) y ofrece convincentes respuestas a muchas de las preguntas que plantea la temprana devoción a Jesús. Larry W. Hurtado fue profesor de Lengua, Literatura y Teología del Nuevo Testamento en la Universidad de Edimburgo (Escocia). Pertenecía a la Comunión anglicana.
Dios no viene a nosotros sino en cuanto nos precede. Este es el modo que tiene de hacerse presente. De hecho, la distancia que establece y que sorprende al ser humano es la que le permite sobrepasar los ídolos sensibles o conceptuales que no dejamos de fabricarnos. Cuando en la filosofía contemporánea se ha intentado probar la muerte de Dios, lo que realmente se ha hecho ha sido desenmascarar los ídolos conceptuales que se habían arrogado el nombre y el lugar del Dios verdadero. No en vano, la diferencia radical entre los ídolos y Dios resulta paradójica: mientras que los ídolos ocupan el espacio del hombre, Dios se retira para permitirle existir. Nietzsche, Hölderlin, Dionisio Areopagita, Heidegger, Levinas, Derrida o Balthasar son algunos de los pensadores con los que dialoga Marion a lo largo de los cinco estudios que componen esta obra ya clásica de filosofía de la religión. Jean-Luc Marion (1946) es uno de los pensadores más originales y críticos de la nueva fenomenología francesa.