978-84-943606-2-6
El poeta que prefería ser nadie
Jaime Fernández
Editorial: Hermida Fecha de publicación: 10/04/2015 Páginas: 210Formato: Rústica
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Primera edición en español de los Cuadernos (Sudelbücher) del científico y satirista alemán Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799), de dónde se han extraído todas las ediciones antológicas existentes en español, y que se han titulado comúnmente como Aforismos. Este volumen, el primero de la obra completa que ahora publica la editorial madrileña Hermida bajo la traducción de Carlos Fortea, con prólogo de Jaime Fernández, recoge su trabajo según la edición canónica.
No fue hasta después de la muerte de su autor cuando se publicaron estos cuadernos, de los que en este primer volumen se ofrece por primera vez en castellano la versión íntegra de los tres primeros. Se trata de una miscelánea de reflexiones agudas, perspicaces, serenas y al mismo tiempo divertidas, cargadas de simpatía, vivacidad e ironía, sobre el cuerpo, el amor, la sexualidad, los sueños, la soledad, el lenguaje, la religión, la muerte, el mundo de los libros, la ciencia, la filosofía y la situación política del momento. Lichtenberg se revela como un profundo conocedor de la condición humana. Sin embargo, en sus observaciones no se aprecia ni un ápice de dogmatismo ni muestra alguna de superioridad intelectual o moral. Al contrario, una incansable curiosidad le incita a interesarse por todo cuanto le rodeaba y por las noticias que recibía del mundo, como los acontecimientos que desembocaron en la Revolución Francesa de 1789. Aunque se identificase con los valores humanistas de la Ilustración, fue uno de los primeros en atisbar en el pesimismo ilustrado una oculta apología del despotismo moderno.
Kant lo leyó atentamente. Goethe comparó sus escritos con una maravillosa varita mágica «que convertía sus bromas en problemas ocultos». Para Nietzsche, con excepción de Conversaciones con Goethe, de Eckermann, su obra era lo único de la prosa alemana que merecía ser leído una y otra vez. La profunda huella de sus reflexiones es visible en Schopenhauer. Tolstói fue un lector devoto de su obra. Freud dijo que sus chistes sobresalen por su contenido intelectual y la seguridad con que dan en el blanco. André Breton lo consideraba uno de los grandes maestros del humor y «padre de la patafísica». Canetti comentó que había escrito el libro más rico de la literatura universal porque nunca quiso redondear nada, lo cual «es su felicidad y la nuestra».
-- Traducción de Carlos Fortea.
-- Introducción de Jaime Fernández.
La editorial Hermida publica el primer volumen del ciclo novelístico La Comedia humana, de Honoré de Balzac, con las siguientes novelas y según el orden establecido en la edición canónica: La casa de El gato juguetón, El baile de Sceaux, La Vendetta, La bolsa y La amante imaginaria.
En palabras de Stefan Zweig, el lector que se asome a estas páginas encontrará “un ardor de éxtasis que puede servir de espejo a su pasión” y una obra que “encierra una época, un mundo y una generación”, en cuyos problemas cotidianos podrán verse reflejadas las generaciones actuales. A juicio de Zweig, Balzac “arranca de un tirón lo esencial de lo secundario, explotando con dinamita las minas de la vida para poner al sol sus vetas de oro”.
En las novelas de La Comedia humana, Balzac despliega una variada galería de retratos psicológicos, enmarcados en el movimiento de la vida cotidiana, cuya descripción revela el profundo y agudo conocimiento que tenía del alma humana. El tono cercano y al mismo tiempo penetrante de su prosa le granjeó la admiración de autores de la talla de Proust, Zweig, Maurois o Alain, para quienes La Comedia humana fue su libro de cabecera. Quien se asome a la primera novela de esta obra portentosa se sorprenderá de la audacia de un narrador nato, convirtiéndose pronto en un seguro admirador del rico y complejo universo literario de Balzac.
Esta edición incluye el prólogo que el propio Balzac escribió como frontispicio de su ciclo novelístico.
• Honoré de Balzac (Tours, 1799-París, 1850) era hijo de un modesto aldeano que, al calor de los cambios que acompañaron a la Revolución de 1789 y gracias a sus habilidades, fue ascendiendo en la escala social hasta disfrutar de los lujos de la alta sociedad durante las campañas napoleónicas. A los cincuenta y un años se casó con una mujer treinta y dos años más joven, hija de una familia burguesa. En su infancia, Balzac se sintió rechazado por su madre. Años después confesó que ésta había sido la causa “de todo el mal en mi vida”. A finales de 1814 la familia se trasladó a París. Mal que bien, terminó sus estudios en otro colegio. En 1816 se matriculó como estudiante de jurisprudencia en la universidad mientras trabajaba de escribiente en el bufete de un abogado. Al fin con la licenciatura bajo el brazo, se colocó en el despacho de un notario. Pero en 1819 declaró que no quería ejercer una profesión burguesa sino ser escritor y hacer rico y célebre con sus libros. La caída de Napoleón empobreció a la familia Balzac, que decidió dotar durante dos años de una pequeña ayuda económica al flamante hijo escritor. Entre 1821 y 1829 escribió bajo pseudónimo multitud de novelas de ínfima calidad. También se embarcó en negocios relacionados con el mundo editorial en los que fracasó. Por fin obtuvo su primer éxito literario con la novela Los Chuanes, a la que le siguió La piel de zapa (1831). Al año siguiente concibió la idea de escribir una serie de novelas que retratasen a la sociedad de su tiempo y que integró en las Escenas de la vida privada, germen de su ciclo novelístico La Comedia humana. Al mismo tiempo conoció al gran amor de su vida, Ewelina Hánska, condesa de origen polaco y casada. Tras la muerte de su esposo, Balzac trató en vano de desposarse con ella. Después de varias tentativas, logró su propósito el 14 de mayo de 1850, pero pocos meses después murió en París. Como dice Stefan Zweig en la biografía que le dedicó, se mató a fuerza de trabajar.
• Traducción de Aurelio Garzón del Camino. Prólogo de Honoré de Balzac