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En el siglo XVI, los retratos de artista no constituían ya ninguna rareza en Italia, los Países Bajos y Alemania. En España, en cambio, los primeros ejemplos importantes de este género no aparecen hasta el siglo XVII, en los casos más tempranos. Es cuando los artistas se separan de los gremios de artesanos y se unen a los intelectuales y empiezan a hacerse retratos como muestra de que ya son gente importante, que han subido un escalón socialmente. El más conocido es el autorretrato de Velázquez en Las Meninas. El artista se representa en este cuadro como alguien consciente de su valía, sosteniendo pinceles y paleta, en el círculo de la familia real. Sin embargo, si lo contemplamos como una obra maestra no de la pintura europea sino de la española, tendremos que preguntarnos por la tradición del retrato español de artista. A diferencia de lo que ocurre en los países vecinos, la historia de este género es, ante todo, la de la valoración de la pintura como arte liberal, valoración no iniciada en España hasta el 1600, aproximadamente. Es, además, la historia de la definición de una nueva concepción del retrato que sentó las bases para que se considerara a los pintores dignos de ser retratados. Tales son las circunstancias que nos permitirán juzgar correctamente los retratos de El Greco, Carducho, Velázquez o Murillo, contemplados e interpretados en la presente obra como testimonios del despertar de una conciencia artística.
Los miércoles son un día en que Emilia se siente especialmente mal. Ese día ha de recoger a William, el hijo que su adorado Jack tiene de su anterior matrimonio ¿y quién no se sentiría culpable odiando a un niño de cinco años? Un pequeño tirano, sobreprotegido y malcriado como tantos niños de clase alta, pero dotado además de una especial inteligencia de la que Emilia es siempre el blanco. Cuando pierde a su propio bebé, Emilia se ve incapaz de superar el abismo de autocompasión en el que se está hundiendo, y se aleja cada vez más de Jack y de todos los que la quieren pero no saben cómo confortarla. Pero tal vez el pequeño William, con sus preguntas incisivas y directas, con su insoportable falta de delicadeza, sea el único capaz de devolverla al mundo real...
Una novela conmovedora que ahonda en los aspectos esenciales del amor, el matrimonio y la maternidad, que ha cautivado al público y la crítica en Estados Unidos.
En el centro de este estudio aparece la pregunta: ¿bajo qué condiciones los movimientos étnicos de protesta se convierten en conflictos de carácter violento? La tesis central aquí desarrollada resulta sistemáticamente puesta a prueba en cuatro casos concretos de regionalismo étnico (País Vasco, Cataluña, Irlanda del Norte y Quebec). Sin descuidar el problema -tantas veces ignorado en la literatura científica- de las consecuencias estructurales de una situación de conflicto continuado, el volumen termina con algunas propuestas destinadas a encauzar este tipo de situaciones.