www.paquebote.com > Sousa
2.ª edición, corregida y aumentada.
Si el lector pudiera mirar una página de texto sin dejarse captar por el fondo, sino solo por la forma, advertiría que las letras que lo componen pertenecen al mismo modelo: letras redondeadas, casi todas de la misma altura (letras de ojo medio), unas pocas que sobresalen por arriba o por abajo... Pero hay otras que se salen de la fila por la parte superior de la línea, algunas con figura distinta de las abundantes minúsculas: son las mayúsculas. Bien porque se hallen a principio de párrafo, porque vayan después de punto o porque encabecen una palabra o frase consideradas nombre propio, las mayúsculas rompen la monotonía del texto compuesto con minúsculas para erigirse en dominantes, como el pastor que vigila el rebaño, como la imponente iglesia que preside el pueblo por su altura y su forma.
Si el lector tuviera interés en saber cómo se administran las mayúsculas en un escrito, tal vez se daría cuenta de que en los textos españoles actuales aparecen menos mayúsculas que si el mismo texto estuviera escrito en inglés o en alemán y bastantes más que si el texto estuviera escrito en francés. Si profundizara un poco, advertiría que a lo largo de la historia las mayúsculas no se han empleado en los textos españoles de la misma manera que hoy y que los criterios aplicables para su uso tampoco han permanecido sin variación a lo largo del tiempo.
Pero si el lector siguiera profundizando y leyera el texto que tiene delante (ahora el fondo, no la forma), se daría cuenta de que, contra el criterio del autor del escrito, tal vez se podrían haber empleado más mayúsculas en determinadas palabras y menos en otras. En ese momento habría descubierto el gran problema que afecta al empleo de las mayúsculas en español: en buena parte se trata de una cuestión subjetiva, personal; es decir, muchas mayúsculas no obedecen a una norma ortográfica ni a una necesidad, sino al criterio particular del escribiente, dueño de su escrito no solo en el fondo, sino también en la forma. Descubriría asimismo la dificultad de establecer unas normas generales que cubran los casos posibles y, sobre todo, la obligatoriedad de obedecerlas por parte del escritor, traductor o periodista, entre otros autores de textos.
De esta necesidad de definición parte el autor de esta obra. Martínez de Sousa ha decidido tomar el toro por los cuernos y tratar de someterlo a la disciplina de la escritura y del sentido común en el empleo de las mayúsculas. No ignora la dificultad del empeño, y este es tal vez su mérito.
Hace unos tres mil años, el hombre creó el libro y lo convirtió en mensajero de sus vivencias, su saber y su creación literaria. La memoria histórica prescindía así del vehículo oral para quedar grabada en un soporte duradero y fiable. Desde las cavernas del paleolítico hasta los modernos procedimientos de autoedición y ófset, con intervención de la tecnología láser y la informática, hay una enorme distancia que no es solo temporal, sino, sobre todo, tecnológica. Esta evolución, acelerada en los últimos tiempos, nos ha privado, es cierto, del maravilloso arte de los códices, con sus insuperables miniaturas y el paciente y cuidadoso trabajo allí reflejado, pero ha puesto a nuestra disposición todas las facetas de la cultura; ha facilitado el acceso de todos los hombres, sin distinción de razas o credos, a los bienes culturales que se desprenden de la circulación universal de los conocimientos. A la vez que prometedores posibilidades, Internet y la edición electrónica también plantean hoy serios retos tanto para el lector como para el libro tradicional.
En esta nueva edición, revisada y ampliada, de la Pequeña historia del libro se hace una excursión por la historia del libro y de los hombres que la hicieron posible, para que de sus pasos y sus técnicas nos quede este modesto testimonio, escrito con el cerebro y el corazón.
Es muy probable que nos sintamos aturdidos, dudosos o descolocados si alguien, de pronto, nos pregunta qué es un diccionario. Peor aún si se nos pide que definamos una palabra cualquiera, aun de las más cotidianas. Normalmente, la gente cree, por ejemplo, que un diccionario es un libro formado por una serie de artículos situados exclusivamente en orden alfabético de las voces o frases con que comienzan. Más difícil le parece definir una palabra, por simple que sea. Si lo intenta, casi seguro que fracasa. Los lexicógrafos se convierten, así, en brujos de la tribu para muchos consultantes de cualquier obra lexicográfica. He aquí, pues, que el universo lexicográfico al alcance de cualquier usuario de la lengua puede devenir fácilmente en algo sumamente complejo.
La presente obra tiene por objeto introducir al lector en los entresijos de una técnica científica llamada lexicografía y explicar qué es una obra lexicográfica (por ejemplo, un diccionario o una enciclopedia) y cómo se definen, manejan y emplean los términos que dan vida a esa técnica. Es decir, se trata de poner a disposición de cualquier lector aquello que a cierta distancia le parece raro o incomprensible. Ello permitirá no solo acercarse a esa materia casi mágica, sino también conocer cómo se desarrolla la técnica lexicográfica, cómo se definen y utilizan los términos y, en último extremo, cuáles son los orígenes de la lexicografía, en especial la hispanoamericana, y a qué nivel de estudio y desarrollo se encuentra actualmente si conocemos su historia y la comparamos con las lexicografías de otras lenguas.
Así pues, el contenido de la presente obra permitirá al lector interesado en la materia estudiar las técnicas lexicográficas y atreverse a definir la palabra diccionario o cualquier otro término sin las dudas que actualmente nos asaltan. Descubrirá, en fin, que la lexicografía teórica y práctica abre ante nosotros un horizonte de un interés inconmensurable.
José Martínez de Sousa, autor también del Diccionario de lexicografía práctica, cuyos materiales esenciales se rescatan y muestran aquí actualizados, es autor de otras obras, especialmente lexicográficas, muchas de las cuales han sido editadas por esta misma editorial.
1ª edición.
Hoy se escribe más que nunca, especialmente gracias a las facilidades que proporciona Internet. Sin embargo, no debemos ignorar que esa red actúa de «papel virtual», de soporte inmaterial de la escritura, pero no contribuye ni un ápice a que el usuario de la lengua escriba mejor desde ningún punto de vista. Más bien podría asegurarse lo contrario: los errores se multiplican infinitamente y afectan a mayor número de personas, puesto que otra de las características de la red mundial es la de dispersar, expandir en copias innumerables aquello que se lanza al ciberespacio. El empleo de las nuevas tecnologías pone de manifiesto nuestras carencias en cuestiones de lenguaje. Ha de ser preocupación nuestra, pues, utilizar en cada caso la expresión más correcta construida con los términos más adecuados, puesto que tantos son los ojos que analizan nuestros escritos. En consecuencia, hoy más que nunca es de agradecer una obra como la presente, en la que se exponen los errores de escritura y expresión más frecuentes. Tales errores, en mayor o menor medida, los cometemos todos; todos caemos en ellos alguna vez debido a la complejidad del uso del lenguaje, un uso que se ve afectado por infinidad de reglas ortográficas, morfológicas y sintácticas. No ignoramos tales reglas, pero con frecuencia las hemos olvidado. El autor nos ofrece en este libro la posibilidad de superar esos errores y vacilaciones; por ejemplo, los femeninos dudosos; los plurales cultos y populares; la conjugación de los verbos; las palabras que se escriben juntas o separadas; los anglicismos, galicismos, italianismos, catalanismos, etcétera, más habituales; los antropónimos y topónimos dudosos y otros casos de error frecuentes. De ello se beneficiarán especialmente los escritores, traductores, periodistas y otros profesionales de la escritura, pero también cualquier persona que busque el modo de expresarse con propiedad y corrección. Un cálculo somero nos muestra un dato que refleja la riqueza de la obra: el Diccionario de usos y dudas del español actual (DUDEA) contiene más de diecisiete mil entradas o lemas. José Martínez de Sousa, ortógrafo, lexicógrafo y bibliólogo, ha publicado un notable conjunto de obras, artículos y otros trabajos, a los que se suman conferencias y clases en cursos de máster y cursillos.
1ª edición.