Adrián Rawson, el mítico científico, empresario y director un museo de los horrores cumple condena. ¿Tan aterrador es su crimen?
El caso Rawson Tal vez muera en la cárcel después de haber alcanzado el éxito profesional y la felicidad junto a Eva, su mujer. Pero, ¿cómo ha acabado allí? La vida de la pareja transcurría en perfecta armonía,
aunque siempre bañada por la lúgubre mirada de sus adorados cadáveres, criaturas guardianas de su mutuo proyecto de vida: El museo Forense Capitalino.
¿Un matrimonio feliz entre cadáveres? Un desfile de extremidades amputadas
y malformaciones corporales se dan cita tras las puertas de uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad, donde pronto irrumpirá un mal difícil de doblegar.
Un museo siniestro En una obsesiva espiral de celos y autodestrucción, Rawson tendrá que enfrentar a las pesadillas que brotan de lo más profundo de su psique. ¿Puede un cuerpo inerte y mutilado, expresión terrorífica de la conciencia desquiciada de Adrián, dictarle su destino y empujarlo a decidir también el de su esposa?
Espectros y visiones del pasado ¿Será Eva capaz de sobrevivir al macabro baile de recuerdos, sangre, fantasmas y formol que transforman a su amoroso marido en un oscuro amasijo de monstruosas sospechas?
«Novela profunda y aterradora, con ecos de Ray Bradbury, Stephen King o Clive Barker. Podría formar parte de la serie de culto, La dimensión desconocida (de Rod Serling). Libro muy apetecible envuelto en lo inquietante y lo siniestro». Víctor Matellano, director de cine y teatro. Escritor cinematográfico.

La primera vez que vi desnuda a Lau, me sorprendieron, entre otras cosas, la notable cantidad de pecas, lunares, manchitas, que salpicaban su cuerpo. Estrellitas más o menos oscuras desperdigadas sin ton ni son sobre un cielo blanco y turbador. Ahora, los lunares y las estrellas anuncian lentamente su partida; los días se estiran dolorosamente. Su cuerpo se lleva tantas cosas.
Roberto Villar nació en 1962, en Buenos Aires.