Por la mañana dos señores, que no se conocen de nada, pasean por la calle cuando empieza a llover. A sus pies se forma un charco, allí de repente irán apareciendo surfistas y barcos que se mueven como en un mar en tempestad. Por el otro lado de este libro, que tiene dos caras, una familia vive una extraña inundación desde el techo: al parecer las gotas de agua tienen un irresistible poder de arrastre. Dos historias surrealistas escritas en el puro estilo de Daniel Nesquens, ilustradas por Marcos Guardiola que juega a inventar dioses gigantes empeñados en observar nuestras pequeñas, grandes vidas.

¿Una casa distinta, diferente, singular…? En cualquier caso: peculiar. Hombres, mujeres, niños, niñas entran y miran. Observan cuanto sucede allí dentro. Se está bien, pero hay que salir. Ese es el misterio.

Una casa diferent, singular...? En qualsevol cas: peculiar. Homes, dones, xiquets, xiquetes, hi entren i miren. Observen el que passa allí dins. S’hi està bé, però cal sortir-ne. Aquest és el misteri.

Marcos Mostaza está en la cama con algunas décimas de fiebre. Mientras, su peculiar abuelo intenta contarle recuerdos que Marcos ya ha oído más de cincuenta veces. Pero este abuelo siempre encuentra alguna historia escondida en su memoria con la que sorprender a su nieto. Nuevas aventuras de Marcos con las que seguiremos disfrutando.

A Marcos le ha caído un tornillo del cielo y parece ser que es de un avión.
Hanif, su amigo, quiere escribir un libro. Lorena, su compañera, ha descubierto algo muy importante. Vuelve el padre de su primo Carlos contando cosas del Ártico. Lenin, su vecino, se sigue metiendo en líos. Y su abuelo está muy raro, solo se dedica a cosas nada peligrosas, ¿estará tramando algo? Nuevas historias de Marcos para seguir disfrutando.

COL. PIRATAS DE EL BARCO DE VAPOR de 6 a 12 años

COL. PIRATAS DE EL BARCO DE VAPOR de 6 a 12 años

Ricardo quiere conducir un coche algún día, como papá y como mamá, para viajar a la Luna. Su madre le dice: «La Luna está muy lejos. Lejísimos». Pero a él las distancias no le importan; tiene un casco, un coche, y, después de merendar, todo es posible.