www.paquebote.com > María del Carmen Rodríguez
El período del cine no hablado constituye una fructífera época para las directoras de cine. Más de cincuenta mujeres dedicaron su vida a esta profesión en aquellos años, antes de que el cine se convirtiera en la gran industria de Hollywood y la dirección de películas estuviera bajo el monopolio masculino.
A Alice Guy Blaché le corresponde el honor de ser la autora de la primera película de ficción y de ser la primera mujer dueña de un estudio. Elvira Notari, pertenciente a la Escuela de Nápoles, fue una mujer que transgredió los estrechos márgenes en los que se podía mover como mujer y como directora. Germaine Dulac está considerada la primera directora feminista de la historia y ha destacado por hacer un cine de auteur. Del otro lado del Atlántico, la figura de Lois Weber, discípula de Guy Blaché, es la que más reconocimientos ha obtenido por sus numerosos filmes y por los avances tecnológicos que se mostraban en sus películas. Dorothy Arzner tiene el mérito de ser la única directora que tuvo una sólida carrera en el cine mudo y supo preservar su espacio en el cine hablado, desarrollando su carrera hasta los 1940.
Este libro tiene como finalidad visibilizar la labor de las pioneras del cine y restituirlas a ellas y sus obras al lugar que por derecho les corresponde.
En Francia, Alice Guy Blaché comienza su carrera en 1896, Elvira Notari lo hace en Italia en 1905 y en 1909 funda, junto a su marido, el primer estudio cinematográfico. La directora sueca Anna Hofman-Uddgren era propietaria del Stockholm Music Hall y ya proyectaba películas a finales del siglo XIX, y Marioara Voiculescu dirigió varias películas en Rumanía en 1913. Éstos son sólo unos ejemplos. Baste decir que Guy Blaché no sólo fue la primera directora, sino que a ella se debe la primera película narrativa hecha en la historia del cine, fue la primera propietaria de un estudio a título individual y formó a cineastas tan destacados como la americana Lois Weber y los franceses Louis Feuillade o Ferdinand Zecca.El «Diccionario crítico de directoras de cine europeas» surge como una necesidad de rescatar del olvido y hacer visibles a las directoras y sus obras. Abarca a todas las directoras nacidas en Europa y a aquellas otras que, aunque nacidas en otros lugares, han consolidado sus carreras en el continente europeo o entre su país de origen y el de acogida. Se trata de sistematizar de manera crítica la información existente desde los comienzos del cine a finales del siglo XIX hasta 2009.
Las características que conforman la feminidad y la masculinidad aparecen como un principio universal, eterno y repetido a lo largo del tiempo. De manera que un aspecto de la sociedad actual, que ha perdurado desde los albores de la humanidad, es que toda persona ha de poseer, como rasgo principal de su identidad social, un género único y verdadero. Sobre este particular destacan las palabras de Simone de Beauvoir, para quien «basta transitar con los ojos abiertos para comprobar que la humanidad se divide en dos categorías de individuos, cuyas ropas, rostros, cuerpos, sonrisa, aire, intereses y ocupaciones son manifiestamente distintos; tal vez se trate de diferencias superficiales; tal vez estén llamadas a desaparecer. Lo cierto es que por ahora existen con categórica evidencia».
Evidencia que, más de cincuenta años después de que se escribieran estas palabras, se sigue cumpliendo. Además estas evidencias diferenciales se imponen a las personas, de manera que, con mucha frecuencia, llevamos a cabo aquellas acciones que se consideran apropiadas para nuestro género de pertenencia, al tiempo que otras vivencias y experiencias se mantienen fuera de nuestro marco de actuación por ser consideradas como algo propio del otro género.
15 pp. Separata del Boletín de Estudios Hispanoamericanos. Sevilla, 2008.
EST. AMÉRICA