www.paquebote.com > Manuel Peña
En la España de los siglos XVI y XVII, los autores y las autoridades inquisitoriales, eclesiásticas y civiles intentaron fijar la correcta interpretación de los textos impresos, manuscritos o expuestos públicamente. Pero ni el discurso censorio de la Inquisición fue unívoco ni existió una perfecta sintonía entre la teoría y la praxis. Entre la norma y la transgresión se fraguaron diversas lógicas de la razón ajenas a la supuesta intencionalidad ortodoxa de censores y autores, se difundieron nuevas y diversas formas de censuras desde la autoridad última del lector, y, constantemente, se negociaron entre los profesionales del libro y los ministros inquisitoriales los límites tolerados por el Santo Oficio. Frente a Roma, el expurgo se convirtió en el signo de identidad de la Inquisición española. Y ante la ineficacia y la imposibilidad de abarcarlo todo, el Santo Oficio utilizó los edictos y los índices de libros prohibidos como imagen del aparato censorio y de su presunto omnímodo poder de control.
GUIAS. MAPAS. CARTOGRAFIA.
La Andalucía lingüística de Valera, con el habla de Cabra tan bien estudiada por Lorenzo Rodríguez-Castellano y Adela Palacio (como referente principal, al participar de características lingüísticas de Andalucía occidental y de Andalucía oriental), constituye una realiadad como demuestra el análisis de textos, fragmentos y estudios inéditos. La presencia del léxico de la obra valeriana en las “Voces andaluzas (o usadas por autores andaluces) que faltan en el Diccionario de la Academia Española”, Revue Hispanique (1920) de Miguel Toro y Gisbert, en el Vocabulario Andaluz de Antonio Alcalá Venceslada (1934) y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas (2000) de Manuel Alvar Ezquerra es la mejor confirmación de este hecho.