En 2001 quedaba abolido oficialmente el servicio militar obligatorio en el Estado español, lo que popularmente se conocería como la mili. En Navarra, la oposición a participar en el Ejército viene de lejos, pero fue durante los años noventa del siglo pasado cuando se vio este rechazo se vio avivado por una heterogénea y combativa generación de jóvenes. El mítico fotógrafo Joxe Lacalle también fue insumiso a su manera, décadas antes. Pero sobre todo fue el fotero que, con su lente, supo captar todos los colores de un movimiento aglutinador y emancipador, en el que a veces más cerca, a veces más lejos, coincidieron por un mismo fin objetores de conciencia, insumisos, organizadores del Inutil Eguna, antimilitaristas, desertores… Hombres y mujeres. Mujeres también, porque las hubo y este libro quiere visibilizar a todas aquellas que estuvieron, como uno más, en la primera línea del frente. Junto con familiares, amigos y amigas de quienes desafiaron al poder militar, político y judicial. Un prisma multicolor que reflejan a la perfección las fotografías en blanco y negro seleccionadas y recuperadas con mimo por Joxe Lacalle y los textos de muchos de sus protagonistas, que las acompañan. Y un recuerdo unánime que sobrevuela todo el libro: el de Unai Salanueva, insumiso que con 22 años decidió suicidarse, y que nos sigue recordando que la cárcel y la mili matan. Pero que la lucha popular puede ganarle la partida para la vida. Textos: Patricia Moreno Arraras, Jaxinto Gómez Viniegra, Toñin de la Cuesta, Jaime Iribarren, Asier Aranguren Urrotz, David Larrasoaña Echaide, Jaita, Tina Asensio, Dabid Ardanaz, Iñaki Lizarbe Aristu, Lander Garro, Idoia Loigorri, Xanti Kiroga, Argiñe Salanueva, Ramon Ortiz Aretxaga, Xabier Sánchez Goronaeta, Alfredo Alvaro Igoa, Juan Kruz Aldasoro Jauregi, Gaizka Aranguren Urrotz.

Si es cierto que, como dice la sabiduría popular, una imagen vale más que mil palabras, este libro contiene millones de historias; las que ha captado Joxe Lacalle en cuatro décadas de trabajo y pasión fotera. Por si esto fuera poco, varios invitados de lujo -compañeros de trabajo o protagonistas de la lucha- han conjugado sus fotografías con palabras, poniendo en contexto lo que quisieron captar: represión, luchas, acciones políticas, movilizaciones, imaginativas formas de resistencia… Y, junto a ellas, la alegría, la fuerza y la energía de un pueblo capaz de cantar, bailar y reír incluso en los momentos más duros del conflicto. Como dice Jabier Salutregi en el prólogo del libro: “La historia nunca escrita de los fotógrafos de la Euskal Herria posfranquista tiene, ciertamente, rasgos de heroicidad. Distancia mediante, y en escala doméstica, Joxe y sus compañeros de Egin ejercieron a cara descubierta de corresponsales en zona de conflicto guerrero”. Efectivamente, Lacalle fue testigo incómodo de injusticias y abusos cometidos por el poder, lo que le puso en el punto de mira de policías de diversos colores; sus fotografías, a menudo están conseguidas entre golpes, empujones y amenazas. Su pasión e integridad nos han dejado estas imágenes que ya nadie podrá ocultar nunca; algunas de ellas son iconos que nos recuerdan que la libertad, aquí y en cualquier parte del mundo, se ha conquistado siempre con la lucha, porque alguien ha salido a la calle sin miedo a lo que le pudiera ocurrir. Y el resto lo sabemos porque hubo alguien allí para contarlo.

Si es cierto que, como dice la sabiduría popular, una imagen vale más que mil palabras, este libro contiene millones de historias; las que ha captado Joxe Lacalle en cuatro décadas de trabajo y pasión fotera. Por si esto fuera poco, varios invitados de lujo -compañeros de trabajo o protagonistas de la lucha- han conjugado sus fotografías con palabras, poniendo en contexto lo que quisieron captar: represión, luchas, acciones políticas, movilizaciones, imaginativas formas de resistencia… Y, junto a ellas, la alegría, la fuerza y la energía de un pueblo capaz de cantar, bailar y reír incluso en los momentos más duros del conflicto. Como dice Jabier Salutregi en el prólogo del libro: “La historia nunca escrita de los fotógrafos de la Euskal Herria posfranquista tiene, ciertamente, rasgos de heroicidad. Distancia mediante, y en escala doméstica, Joxe y sus compañeros de Egin ejercieron a cara descubierta de corresponsales en zona de conflicto guerrero”. Efectivamente, Lacalle fue testigo incómodo de injusticias y abusos cometidos por el poder, lo que le puso en el punto de mira de policías de diversos colores; sus fotografías, a menudo están conseguidas entre golpes, empujones y amenazas. Su pasión e integridad nos han dejado estas imágenes que ya nadie podrá ocultar nunca; algunas de ellas son iconos que nos recuerdan que la libertad, aquí y en cualquier parte del mundo, se ha conquistado siempre con la lucha, porque alguien ha salido a la calle sin miedo a lo que le pudiera ocurrir. Y el resto lo sabemos porque hubo alguien allí para contarlo.