Tras siete años de guerra encarnizada, el infame conflicto conocido como la Herejía de Horus llega a su final. Terra, el Mundo del Trono y el lugar desde que su padre ejerce su poder, se encuentra en el punto de mira del Señor de la Guerra. Lo que Horus ansía es nada menos que matar al Emperador de la Humanidad y subyugar el Imperio. Se ha convertido en un receptáculo ascendido del Caos y ha reunido a un ejército temible con el que desatar su voluntad y su venganza. Sin embargo, tendrá que luchar por llegar al camino hacia el Trono, pues el primarca Rogal Dorn, el Pretoriano y protector de Terra, reúne a las tropas de defensa.

Antes de nada, Horus debe desafiar el poderío del propio Sistema Solar y de las numerosas flotas y bastiones que se han desplegado en él. Si pretende siquiera llegar a pisar el suelo de Terra, primero deberá librar la Guerra Solar. Es así como da inicio la primera fase del mayor conflicto de la historia de la humanidad.

TODO ES POLVO?

Tras el rechazo de sus antiguos hermanos y de su padre Magnus el Rojo, Ahriman, un hechicero de Tzeentch cuyas acciones condenaron a toda una legión a una eternidad de perdición, no es más que un viajero errante. El que antaño fuera un célebre servidor de los Thousand Sons, es ahora un paria, un renegado que reside en el Ojo del Terror. Siempre intrigante, este arquitecto del destino y maestro de la distorsión trama su vuelta al poder y la destrucción de sus enemigos.

Tras un largo y arduo conflicto, los traidores al fin se aproximan a Terra. Sin embargo, pronto perderán la oportunidad para atacar: tanto Guilliman como el León regresan a toda prisa, y sus ejércitos podrían girar las tornas de la batalla. Las tropas del Señor de la guerra deben reunirse, pues solo entonces podrán asaltar el mundo del Trono.

Mientras Mortarion se adelanta para actuar como la vanguardia de la flota, recae sobre Lorgar y Perturabo la tarea de reunir a Fulgrim y a Angron, quienes ya han sido enaltecidos como demonios y tal vez se encuentren más allá del alcance de la voluntad del Señor de la guerra. No obstante, Horus está malherido, y, mientras la batalla más grande de la galaxia se cierne sobre Terra, es Maloghurst quien debe asegurarse de que su fracturada Legión se mantenga unida y de rescatar al propio Horus del borde del abismo.

Al ser retirados de la Gran Cruzada tras lo ocurrido en Ullanor, Rogal Don y la VII Legión fueron nombrados pretorianos del Emperador? pero solo fue después de conocerse la traición del señor de la guerra cuando se puso de manifiesto la verdadera magnitud de este deber sagrado.

Ahora, el Sistema Solar ha sido atacado por primera vez desde que la guerra comenzó, y muchas de las defensas aparentemente impenetrables que habían forjado los Imperial Fists han demostrado ser insuficientes. Con todas las miradas puestas sobre la nueva amenaza que aguarda tras las puertas de Terra, ¿quién protegerá a Dorn del enemigo que se esconde entre sus filas? .