www.paquebote.com > JUAN PABLO GARCIA MAESTRO
En la actualidad, las personas se afanan en la búsqueda de la felicidad más que en la esperanza de salvación.¿Qué salvación cabe esperar en una sociedad en la que Dios es el gran extraño? ¿No se ha cansado ya el ser humano de esperar? Incluso, yendo más allá, ¿acaso muchos cristianos esperan algo? ¿Se habla de la salvación en la catequesis? ¿Da miedo hablar de ello porque a la gente no le dice nada la palabra salvación? ¿Qué felicidad ofrece Jesucristo?Las Bienaventuranzas de Jesús de Nazaret son para los cristianos la carta magna de la felicidad. Desde ellas, podemos afirmar que la originalidad de la ética cristiana se resume en "lograr que en este mundo haya menos sufrimiento y más felicidad".En la catequesis, lo más importante no es comunicar nociones o doctrinas, sino iniciar a la experiencia de la fe. De ahí que, para anunciar el mensaje de la salvación, lo más decisivo es ofrecer, contagiar y ayudar a vivir experiencias de salvación convincentes. La catequesis ha de narrar y comunicar experiencias degente salvada, constatables aquí y ahora, cercanas al contexto de la propia comunidad y del propio ambiente de vida. Esto resulta hoy más necesario que nunca.
La teología no es un hablar de Dios sin haberlo experimentado y vivido. Dios, que es la Verdad, no puede ser solo objeto de teoría o de haber solamente oído hablar de él. La verdad no solo se piensa, sino que ante todo se practica. Por eso definimos el quehacer teológico como una reflexión crítica de la experiencia a la luz de la Palabra de Dios. Primero viene la experiencia, el silencio, el vivir en la realidad, y después esa realidad ha de ser interpretada desde y a partir de una lectura creyente. Primero está la vida, después viene el hablar, la reflexión sistemática. Pero ambos actos se relacionan en lo que se ha llamado «circularidad hermenéutica». De la vida a la teoría, y de esta a la vida. Por eso el lugar teológico debería ser la realidad en la que viven los seres humanos, especialmente los excluidos.El punto de partida de toda eclesiología es un Dios que ha hecho una historia con esta humanidad, pero no en forma individualista, sino con un pueblo, o a través de alianzas que Dios ha hecho con los distintos pueblos y naciones. La eclesiología de la praxis pastoral tiene que ir más lejos y cuestionarse: ¿cómo hemos llegado a esta situación en la que la Iglesia goza de tan poca credibilidad? ¿Por qué permanezco en la Iglesia? ¿Por qué cada vez más estamos viviendo un cristianismo sin Iglesia? ¿Es posible un cristianismo sin Iglesia? ¿No será a causa de las divisiones internas que se viven en el seno del cristianismo?
1ª edición.
Una llamada a la comunidad cristiana para reflexionar de modo autocrítico y maduro sobre su presencia en la cultura actual. ¿Qué hace hoy -más allá de su «decir»- la teología en nuestro mundo y en nuestra cultura? En una visión fundamentada y clara, nos aproximamos a tres grandes campos: el diálogo con la increencia en un mundo adulto y en el que hay que responder al problema del sufrimiento y de las víctimas, el diálogo con las otras confesiones cristianas y con las otras religiones, y las nuevas iniciativas teológicas que hoy luchan por abrirse camino y hacerse lugar en nuestra Iglesia.
Pero a través de la historia y los avatares de la teología, aparecen la historia y los avatares de la misma comunidad eclesial y de cada creyente. Una invitación no solo a saber más, sino a hacer más, esperar más y ser más seguidores de Jesús en nuestro mundo, el único que se nos ha dado y en el que nos toca vivir.
Algunas preguntas para renovar conocimientos, profundizar en algunos conceptos o aclarar dudas: ?Dios es Padre, ¿y por qué no Madre?, ¿Qué es eso de “ser ateo?, ¿Se puede hablar y creer en Dios ante tanto sufrimiento inocente?, Dios, ¿la palabra más vilipendiada?…