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Edgardo Vega, tras dieciocho años de exilio voluntario en Canadá, se ve obligado a regresar a El Salvador para acudir al entierro de su madre. Ya el viaje, «una espeluznante travesía», se le hace insoportable, sus compatriotas le resultan repulsivos y provocan en él un estado de ansiedad que no le abandonará hasta que se marche. Todo esto se lo cuenta de manera torrencial a Moya, antiguo compañero de colegio, con quien queda durante su estancia para tomar unas copas, y el cual reproducirá posteriormente el salvaje monólogo de Vega. El Salvador le resulta a Vega despreciable, arremete contra todo: Iglesia, educación, política y políticos, su propia familia..., y vomita sus críticas de forma categórica, hasta el punto de identificarse con Thomas Bernhard.
Para Horacio Castellanos Moya escribir "El asco" fue una «descarga. Una descarga de frustración», después de que, finalizada la guerra civil, viera desbaratados los proyectos en los que se embarcó para lograr una transición democrática que lograra transformar la sociedad salvadoreña.
Horacio Castellanos Moya nació en 1957 en Tegucigalpa, Honduras. Hijo de padre salvadoreño, a corta edad fue trasladado a El Salvador. Como periodista, ha desempeñado diversos cargos en periódicos, revistas y agencias de prensa en San Salvador, en Guatemala y en la Ciudad de México, ciudades en las que ha residido. Es autor de siete novelas –una de ellas merecedora del Premio Nacional de la Universidad Centroamericana y otra finalista en el Premio Internacional Rómulo Gallegos– y de cinco libros de relatos y uno de ensayos. Con "El asco" (publicada por primera vez en la editorial salvadoreña Arcoiris, en 1997), y su feroz y despiadada crítica de todos los estamentos salvadoreños, Castellanos Moya provocó un gran escándalo en parte de la sociedad salvadoreña, a consecuencia del cual el autor decidió exiliarse de nuevo del país.