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Historia social de la literatura y el arte, el libro más conocido y emblemático de Arnold Hauser, se reedita cuarenta y cinco años después de su aparición. En la introducción a esta edición, que respeta la forma en que el libro se publicó originalmente, sin acompañamiento de ilustraciones, Valeriano Bozal nos propone fijar la atención en el magnífico intento de Hauser por comprender el presente a través de la investigación histórica. En pro de semejante comprensión, algunas de las hipótesis propuestas pueden prender en el lector, al punto de imponerse a su juicio por la lógica y la brillantez, por la convicción, por la capacidad de sugerir y evocar más que por la verificación, por su forma de vincular grandes acontecimientos, obras y autores muy concretos en el marco socioeconómico de su tiempo, por su capacidad de generalización y por su compromiso con la exigencia de mantener la relación entre la literatura y las artes plásticas
Historia social de la literatura y el arte, el libro más conocido y emblemático de Arnold Hauser, se reedita cuarenta y cinco años después de su aparición. En la introducción a esta edición, que respeta la forma en que el libro se publicó originalmente, sin acompañamiento de ilustraciones, Valeriano Bozal nos propone fijar la atención en el magnífico intento de Hauser por comprender el presente a través de la investigación histórica. En pro de semejante comprensión, algunas de las hipótesis propuestas pueden prender en el lector, al punto de imponerse a su juicio por la lógica y la brillantez, por la convicción, por la capacidad de sugerir y evocar más que por la verificación, por su forma de vincular grandes acontecimientos, obras y autores muy concretos en el marco socioeconómico de su tiempo, por su capacidad de generalización y por su compromiso con la exigencia de mantener la relación entre la literatura y las artes plásticas. Quizá Hauser esté adscrito a la tópica economicista y sociologista de su presente histórico, pero esta tópica y el heroísmo en que se fundaba, y al que alentaba, forma parte de nuestra historia y no parece prudente ignorarla.
Una de las características que distinguen a las ciudades mineras ha sido siempre la existencia de una numerosa y heterogénea población compuesta por comerciantes, artesanos y oficiales. Potosí fue una de estas ciudades habitada por una población en su mayoría indígena, de origen heterogéneo, y cuya característica más sobresaliente fue su gran poder adquisitivo a través de la captación de enormes cantidades de plata. Una de las primeras señales de la pujante existencia de Potosí se sintió en el crecimiento del comercio con Cuzco, y la fuerte demanda de coca, que se constató en los mercados de la villa en este período, fue una de las consecuencias más importantes de este fenómeno.
El presente texto trata de las mujeres indias comerciantes de coca en el «gato» de Potosí, las cuales lograron hacerse imprescindibles dentro del sistema de producción del mineral del asentamiento, transformándose en «ricas indias»; trata asimismo de los europeos señores de la coca y de las relaciones de poder con la iglesia y la corona española.