La sexualidad es una dimensión fundamental para el desarrollo pleno de todo ser humano. Recibir una educación afectivo-sexual que permita vivir la sexualidad de forma plena, protectora y sana es un derecho de nuestros niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, a menudo, enfrentamos temores, reservas y silencios al intentar educar en esta área crucial. Pero, ¿sabías que el silencio también es una forma de educar? Y no precisamente de la mejor manera: genera miedo y los lleva a buscar información en lugares erróneos. Adentrarse en la educación sexual desde la infancia requiere más que simples palabras; es una invitación a revisar nuestra propia historia, las huellas de nuestra sexualidad y nuestros modelos vinculares. Es también un llamado a construir un ambiente de respeto, empatía y comprensión, generando vivencias de buen trato, conversaciones significativas y límites protectores. En este libro encontrarás las herramientas y los recursos que te ayudarán a abordar la sexualidad con confianza, vinculada siempre al afecto y a la protección. Descubrirás que la educación sexual comienza desde los primeros latidos de la vida y que, al generar en la infancia una conexión interna con sus sensaciones corporales y sus emociones, podemos guiar a los pequeños hacia relaciones afectivas positivas y una vida sexual sana en el futuro. Asimismo, aprenderás a romper tabúes y a responder a las inquietudes de los más jóvenes con honestidad y sin reservas. Al finalizar esta lectura, tendrás una comprensión más profunda de que somos seres en constante relación con el otro. Somos incompletos, vulnerables, pequeños y valiosos, y necesitamos de las otras personas para desarrollarnos plenamente y garantizar nuestra protección. Debemos buscar relaciones donde la sexualidad tenga un papel clave y donde el equilibrio entre el autocuidado y el cuidado mutuo nos lleve hacia la plenitud.

La correcta enseñanza de la historia es uno de los instrumentos esenciales para construir una ciudadanía libre, crítica y con compromiso social. De ahí que su impartición en las aulas de cualquier nivel educativo sea esencial para construir civilización. La presente publicación parte de la idea central de que su mejora en la universidad tiene todavía un enorme recorrido del cual deben responsabilizarse las autoridades académicas, pero sobre todo un profesorado que está más centrado en investigar que en perfeccionar la didáctica de la historia.