La vida es un viaje que comienza todos los días, un viaje que se repite en sí mismo, en su fatalidad, en su dolor, en su grandeza... y que acaba con la muerte...o no, que se transforma en felicidad por haber superado la meta del destino. El destino que parece nos reserva a los seres humanos la dicha de consumir cualquier cosa, criada o producida en un rincón perdido del Planeta, sin movernos, y nos encorseta a tragar siempre los mismos polvos, anclados, como estatuas, al terruño. Sólo los seres más valientes viajan traspasando las fronteras que otros construyeron.

Los hombres lloramos en círculo, colgados de bucles de hielo, porque es la forma más ingrata de plantarle cara a Dios. El poeta ha llorado desde el vacío vital que significa esparcir a un hermano, en gris perla, por el universo. Esta obra es un río de poemas que nace del dolor compartido y la miseria de verle la cara a la muerte. Situación límite que permite a Checa superar su propia angustia y reflexionas sobre temas de tanta trascendencia para el ser humano, como la muerte, la pena, el (no) tiempo y la esperanza. Acompañan al poemario, como puente de imágenes, 21 ilustraciones de 17 artistas; la diversidad de técnicas y temáticas, así como sus procedencias, aportan a la obra una estética muy singular.
Paco Checa es natural de lanteira (Granada), estudió Filosofía y se doctoró en Antropología Social: hoy imparte Patrimonio cultural en la Universidad de Almería, donde es profesor titular de universidad. Especialista en estudios migratorios, en los últimos años viene cultivando la poesía con regularidad; éste es su tercer poemario, tras Rincones deshabitados, versos de amor y desencuentro, y Estación azul, con tintes autobiográficos y rasgando la memoria. Prepara un cuarto, un acercamiento poético a los problemas que más preocupan actualmente a la humanidad: la pobreza, la ecología, el hambre, las migraciones, el tiempo, el amor.