¿Te has parado alguna vez a examinar con detalle lo que ves a tu alrededor cuando has ido a jugar al parque, de excursión a la montaña o de vacaciones a la playa? ¿Has pensado alguna vez de qué está hecho el Sol o los planetas del sistema solar? ¿Qué secretos esconde la Tierra en su interior? ¿Qué hay en la profundidad de los océanos? ¿Cómo son por dentro los seres vivos?

¿Te has parado a pensar qué esconden en su interior los objetos y construcciones que ha creado el ser humano a lo largo de la historia? ¿Qué misterios esconden estructuras como las pirámides egipcias, el Partenón de Atenas, los acueductos romanos o los castillos medievales? ¿Cómo eran por dentro los barcos piratas, el Titanic o un barco a vapor del Misisipi? ¿Qué papel ha desempeñado la tecnología en la evolución del hombre?

Seguro que alguna vez has contemplado el cielo nocturno, y observando la infinidad de estrellas que lucen en él, habrás pensado que es imposible imaginar las dimensiones del universo. Pero... ¿Qué es el universo? El universo es todo lo que existe; en él se encuentran las cosas vivas y no vivas, todo lo que se mueve y lo que no se mueve, lo que flota, lo que explota, lo visible y lo invisible, el tiempo... Dentro de él existen galaxias, estrellas, planetas, polvo y otros muchos objetos.

Seguro que has oído hablar de los dinosaurios; incluso habrás visto películas y dibujos animados en los que aparecen o son los protagonistas. No son personajes de ficción: vivieron y dominaron la Tierra durante unos 135 millones de años. Eran los vertebrados dominantes y había especies de todos los tamaños, desde el pequeño Compsognathus, pasando por el firo tiranosaurio o el gigantesco Diplodocus.

Cuando te miras en un espejo ves cómo es tu cuerpo por fuera . Puedes sonreir, sacar la lengua, abrir y cerrar los ojos, mover los brazos... Pero para hacer todas estas acciones, una compleja maquinaria interior se pone en marcha, y si pudieras observarte por dentro verías sistemas de aparatos coordinados a la perfección que gestionan tu movimiento, el aire que respiras, los alimentos que ingieres, los residuos que generas, y muchas otras cosas más.

No importa si vives en mitad de una gran ciudad, si la casa es un pequeño apartamento o si tus días son una sucesión de horas de trabajo y obligaciones diversas, porque puedes aprender a buscar oasis de tiempo en espacios naturales y a interiorizar técnicas japonesas con las que redescubrir la belleza a través de la observación, la reflexión y la perfecta combinación naturaleza-bienestar.