www.paquebote.com > Aldecoa
En distintos pueblos y ciudades, en una zona u otra del conflicto, los niños del 36 vivieron una misma experiencia que nunca olvidaron, y que de un modo u otro los influyó a todos. Los niños de la guerra son hoy hombres y mujeres en la plenitud de su madurez humana y profesional. Unos cuantos ?algunos de ellos ya desaparecidos? dejaron en sus libros el testimonio de aquellos años difíciles, contaron la historia de una infancia en guerra, de una adolescencia y una juventud en posguerra. Estas páginas, nacidas de la necesidad de contar, son un testimonio de nostalgia compartida, un deseo de recobrar la memoria de unos días terribles, que no debieran volver a repetirse.
Ignacio Aldecoa (1925-1969) está reconocido como uno de los narradores más singulares del último medio siglo. Autor de novelas como El fulgor y la sangre, Con el viento solano o Gran Sol, y de varios libros de relatos extraordinarios, la obra literaria de Aldecoa no puede entenderse sin el reparo en su poesía. Sin embargo, Aldecoa no olvidó nunca aquella primera incursión lírica en el conjunto de su narrativa, y toda ella está impregnada de poética. Su primer libro de versos, Todavía la vida (1947), y El libro de las algas (1949) son las dos únicas referencias de aquel poeta joven. El presente volumen recoge ambos poemarios, traducidos por primera vez al euskara.
Descatalogado.
"Porque éramos jóvenes" es la historia de un hombre muerto cuya personalidad, vacilaciones y ambigüedades se desvelan a través de tres personas: su mujer, un amigo y un antiguo amor. La historia se contempla desde tres puntos de vista: unas cartas del amor perdido; un enfrentamiento, presente, entre el amigo del protagonista y su viuda; una indagación a través de momentos clave del pasado del muerto. En el fondo de la novela late el problema de una generación que se debate entre las experiencias de un pasado gris y la esperanza de un futuro que se acerca. La historia de David, el protagonista, en busca de la identidad perdida, es la historia de una infidelidad a sí mismo provocada por la atracción que él siente por otro «yo» quizá más real. David «espera llorando algo más», algo que nunca podrá alcanzar porque lo abandonó al elegir una determinada forma de vida, una mujer y una profesión que estaban en contradicción con lo que decía desear. La elección de un camino cierra otros caminos. Pero si la elección es equivocada lleva a la nostalgia por lo perdido y a la destrucción final.