El amor es una lengua extraña, que hablamos casi por intuición. Ese idioma no necesita maestros; los chicos lo balbucean con miradas y gestos, los adultos a veces lo descubren cuando ya es demasiado tarde y los viejos lo recuerdan para poder morir dignamente.
De esa lengua nos habla Martín Garzo en "Mi querida Eva", una historia ambientada en Valladolid, en un cálido verano de hace ahora muchos años, cuando Alberto, Eva y Daniel eran unos adolescentes que corrían con los ojos cerrados hacia la vida y escuchaban embelesados las aventuras de un boxeador que en su juventud había colgado los guantes para seguir a una bella actriz americana al otro lado del charco y volvió musitando palabras apasionadas en inglés.
El amor sorprendió a los tres jóvenes de repente, y en aquel entonces no midieron bien sus fuerzas. Ahora Daniel y Eva vuelven a encontrarse por casualidad y a revivir aquel verano desde la experiencia de un hombre y una mujer maduros. Los recuerdos se acumulan, se revelan secretos mucho tiempo guardados, y lo que parecía una cita banal se convierte en un retal de vida donde incluso cabe ensayar esa lengua extraña que llamamos amor.
En una torre junto al Mediterráneo, en busca de la foto que nunca pudo hacer, un antiguo fotógrafo pinta un gran fresco circular en la pared: el paisaje intemporal de una batalla. Lo acompañan en la tarea un rostro que regresa del pasado para cobrar una deuda mortal, y la sombra de una mujer desaparecida diez años atrás. En torno a esos tres personajes, Arturo Pérez-Reverte ha escrito la más intensa y turbadora historia de su larga carrera de novelista. A través de la compleja geometría del caos del siglo XXI, l arte, la ciencia, la guerra, el amor, la lucidez y la soledad, se combinan en el vasto mural de un mundo que agoniza.
Grady McNeil tiene diecisiete aÑs y ha convencido a sus padres para que la dejen sola en el piso de Central Park mientras ellos hacen un crucero de verano. Grady tiene un secreto: estÁ enamorada. Y deberÁ saltar barreras poderosas porque se ha enamorado de Clyde Manzer, un jovencito que trabaja en el parking donde ella guarda su coche, judío, veterano de la Segunda Guerra Mundial y de clase media baja. A medida que avanza el verano el amorío de vacaciones se volverá más serio, más equívoco... En 1966, Truman Capote se mudó de su piso de Brooklyn y abandonó una caja con papeles y fotografías que el portero rescató de la calle y guardó. En 2004, esa caja fue subastada en Sothebys. Y allí estaba este "Crucero de verano", en el que Capote había trabajado ocasionalmente, desde 1943 y durante una década, hasta abandonarlo del todo.
"En la Francia medieval, el duque Geoffroy de Charny ha hecho uso de su maléfica inteligencia para pergeñar un plan que le asegurará la gloria y el poder. Dominado por la ambición, se propone revivir el carácter milagroso del Santo Sudario, la perfecta excusa que justifique la construcción de una iglesia para su propio provecho. Mientras tanto, su hija Christine va a protagonizar junto al joven monje Aurelio una tormentosa historia de amor. Oponiéndose a los planes de su padre y dejando al desnudo la licenciosa vida de los conventos, Christine organiza una revuelta religiosa. Juntos fundan una ciudad tan perfecta como efímera, donde la libertad, el amor y el sexo luchan por encontrar un destino..."
Federico Andahazi nació en Buenos Aires en 1963. Algunos de sus relatos merecieron diversos galardones literarios a lo largo de 1995. En octubre de 1996, al tiempo que era finalista del Premio Planeta de Argentina, su novela "El anatomista" ganaba el primer premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat.
"Con dieciséis años cumplidos, Harry inicia el sexto curso en Hogwarts en medio de terribles acontecimientos que asolan Inglaterra. Elegido capitán del equipo de quidditch, los entrenamientos, los exámenes y las chicas ocupan todo su tiempo, pero la tranquilidad dura poco.
A pesar de los férreos controles de seguridad que protegen la escuela, dos alumnos son brutalmente atacados. Dumbledore sabe que se acerca el momento, anunciado por la Profecía, en que Harry y Voldemort se enfrentarán a muerte: "El único con poder para vencer al Señor Tenebroso se acerca... Uno de los dos debe morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida.". El anciano director solicitará la ayuda de Harry y juntos emprenderán peligrosos viajes para intentar debilitar al enemigo, para lo cual el joven mago contará con la ayuda de un viejo libro de pociones perteneciente a un misterioso príncipe, alguien que se hace llamar Príncipe Mestizo.,,
Paul van Dyck, joven pintor en el Amberes de 1622, acepta pintar un cuadro de enormes dimensiones para don Juan de Tassis, conde de Villamediana. Se traslada a Madrid, donde empieza a pintar el impresionante retablo siguiendo las instrucciones de su mecenas, el cual a partir de la representación de la degollación de San Juan Bautista pretende revelar algunos de los secretos mejor guardados de las monarquías europeas. Unos secretos que ignoran la mayoría de los visitantes del Museo del Prado, donde se encuentra actualmente el lienzo.
"Sabremos cada vez menos qué es un ser humano." LIBRO DE LAS PREVISIONES
En un país cuyo nombre no será mencionado se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La euforia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos. Sobran los motivos. Si es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. El destino de los humanos será una vejez eterna.
Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los «acuerdos de caballeros» explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias, los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver...
Arrancando una vez más de una proposición contraria a la evidencia de los hechos corrientes, José Saramago desarrolla una narrativa de gran fecundidad literaria, social y filosófica que sitúa en el centro la perplejidad del hombre ante la impostergable finitud de la existencia. Parábola de la corta distancia que separa lo efímero y lo eterno, Las intermitencias de la muerte bien podría terminar tal como empieza: «Al día siguiente no murió nadie».