978-84-10073-32-6
Todo lo que es cuerpo es agua en tránsito
Samuel Lagunas
Editorial: Valparaíso Fecha de publicación: 06/05/2024 Páginas: 102Formato: Rústica
en qué medida
lo que aparenta ser un punto ciego en medio de la casa humana del lenguaje
viene y se repite como sombra
para decir soy yo la polvo
el nada
la mismísima de siempre
descenso interminable subida interminable
repetición
magnífica del cosmos
tal el barco en la noche
y la estela abriéndose camino
"Utilidad de las estrellas"
"En este libro se presenta la alianza de una palabra austera, cercana al minimalismo, con imágenes intensas y fulgurantes de la mejor tradición expresionista que dialogan con los mitos y la historia. El resultado es un libro casi testamentario, que mira al mundo con esperanza y convencimiento, sin deponer la voluntad utópica que tiene siempre la mejor poesía"
¡Qué hermosa es la caída de la tarde,
la luz del cielo en tierras como estas, oh, Italia, paraíso de exiliados!
¡Tus cordilleras, mares y viñedos, las torres que rodean tus ciudades!
Qué dicha disfrutar de aquella vista bajo tu cielo. En el lugar preciso
donde descabalgamos, los criados de Máddalo esperaban con la góndola.
Igual que un peregrino se detiene para poder gozar de un buen paisaje,
así nos demoramos a admirar el crepúsculo, el cielo entre Venecia
y el Lido reflejado en la laguna?
***
Julián y Máddalo es un poema del gran poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley, quien imagina una conversación entre él mismo (optimista e idealista) y su amigo Lord Byron (pesimista y escéptico) sobre la condición humana y la posibilidad de remediar los males de la sociedad. A instancias de Byron, visitan a un interno en el manicomio de la laguna veneciana, cuyo atormentado monólogo contrasta con la conversación fluida de los dos amigos. Julián y Máddalo invita a reflexionar sobre el valor de la palabra en las interacciones humanas, y lo sombrío de la existencia cuando el diálogo deviene imposible. Esta versión, que sepamos, es la primera que aparece en español y trata de rendir homenaje a estos dos poetas en el bicentenario de la muerte de Byron y de la publicación de los Poemas póstumos de Shelley en 1824, donde por primera vez apareció publicado Julián y Máddalo.
Sol de los insomnes, melancólica estrella cuyo rayo de lágrimas brilla trémulamente en la distancia mostrando la oscuridad que no puedes disipar, eres de igual manera un recuerdo en la alegría. Así el pasado brilla, luz de otros días que ilumina, pero no calienta, con sus débiles rayos. La tristeza vela para contemplar un rayo nocturno, distinto pero distante, claro, pero ?ah, tan frío.
«Sol de los insomnes»
Melodías hebreas constituye el único de los poemarios líricos del autor dotado de una unidad conceptual, al modo en que hoy los entendemos (y no, como entonces, como simple recopilación), y contiene varios de los poemas más celebrados, famosos y bellos del poeta: «Camina en la belleza», «La destrucción de Senaquerib», «Te vi llorar», «Luminoso sea el lugar de tu alma», «Arrebatada en la flor de la belleza», «Sol de los insomnes» o «No pronuncio, no escribo, no aliento tu nombre». Son piezas que forman parte del canon de la literatura lírica anglosajona y, por la gran influencia de esta, de la universal. Constituye, además, la última de sus obras antes de exiliarse de su patria para siempre. Coincide la publicación de estas Melodías hebreas con la celebración del bicentenario de la muerte de Lord Byron, figura clave y uno de los poetas más destacados del Romanticismo. Las Melodías hebreas se presentan por primera vez en castellano acompañadas además de la reproducción, por primera vez desde 1824, una de las partituras para los que estos poemas fueron compuestos.
Cada casa que se levanta lleva en su interior una demolición No existe nuevo árbol donde no habite el germen de lo efímero Llámese rascacielos o mediagua Llámese hormigón armado o palito Llámese secuoya
Casas en ruinas, hogares sin fuego, habitaciones con techos agujereados, suelos donde las canicas ruedan solas, muebles sin cajones, cabañas que son mansiones y mansiones frías, desoladas: Julio Espinosa Guerra ha escrito un libro donde se poetiza todo lo que queda cuando no queda nada. A través de ello, traza una cartografía de la necesidad, pero también de la persistencia, para reconstruir lo que aún sido, sigue siendo, pues solo desde ese lugar, desde el campo quemado, la semilla de la secuoya germina. Utilizando un lenguaje cotidiano, que levanta imágenes desasosegantes para habitar espacios que fueron reales, ahora inexistentes, Secuoya habla de lo efímero, pero, por sobre todo, de aquello que pervive más allá de lo que concluye y del horizonte por delante, que se descubre gracias a lo perdido, como un lenguaje que florece a partir de otro, que ha dejado de decir. Un libro donde el futuro es posible justamente porque antes se ha sobrevivido a la devastación y solo desde allí es posible renacer.
Julio Espinosa Guerra (Santiago de Chile, 1974) ha publicado diversos libros de poesía, entre los que destacan NN (Gens, 2007, Premio Sor Juana Inés de la Cruz), sintaxis asfalto (Olifante, 2010, Premio Isabel de Portugal), La casa amarilla (Pre-Textos, 2013, Premio Villa de Cox) y De lo inútil (Candaya, 2017); las novelas El día que fue ayer (Mago, 2006) y La fría piel de agosto (Alfaguara, 2013), y las antologías La poesía del siglo xx en Chile (Visor, 2005) y Palabras sobre palabras: 13 poetas jóvenes de España (Santiago Inédito, 2011). Dirige el Estudio de Escritura y la Editorial MilMadres, en Zaragoza. En el año 2011 se le otorga el Premio Fundación Pablo Neruda, que reconoce el conjunto de la obra de un poeta chileno menor de cuarenta años.