8423916030
El niño difícil
Alfred Adler
Editorial: Espasa Calpe Año: 1975 Páginas: 220Formato: Rústica, 17,5 x 11,5 cm.


• ISBN: 8423916030 / 9788423916030
• Estado: Bueno. Colección Austral, nº 1603
• Traducción de Guillermo Solana Alonso.
Alfred Adier, insigne neurólogo vienés, nació en 1870 Y murió en 1937. Fue discípulo y seguidor de Freud, con quien rompió antes que Jung, el otro gran cismático del psicoanálisis. Su famosa teoría, conocida por su apellido en el vasto y borrascoso mundo de la ciencia médica, explica las neurosis como causadas por inferioridad social o fisiológica, no sólo por razones sexuales. Así, hay que cuidar la educación del niño y su relación afectiva materno-familiar. De ahí, consecuentemente, la fundamentación adleriana de que una sociedad menos injusta, más racional y libre implica un mayor grado de sanidad mental y de felicidad individual y colectiva. En cuanto a las deficiencias físicas no provocadas —asunto de la genética, todavía en sus albores—, el problema humano se agrava: ¿puede el hombre enmendar convenientemente a la Naturaleza?
El niño difícil se publicói en 1930 en Alemania. Niños enfermizos, niños mimados —un 60 por 100, según Adler—, niños odiados —ilegítimos, indeseados, huérfanos—, niños feos —abundan entre los delincuentes y los borrachos—, son algunos de los tipos constituyentes del estudio y esclarecimiento de la tarea adleriana. Se parte de la máxima «El niño es el padre del hombre», lo que afecta a la colectividad totalmente. Por tanto, en los primeros cuatro o cinco años del niño se echan los cimientos de la sociedad, el futuro generacional. Adler creó "un método sistemático para la comprensión y el tratamiento de la personalidad total", conocido hoy como psicología individual. Frente al todos somos un poco todos —semejantes—, un tanto canjeables, se alza el cada uno, el único que somos todos. Este fascinante asunto en lo individual y en lo colectivo —sociedad: comunión de únicos— comprende el núcleo original de El niño difícil, donde se trata de enseñar a ser hombre, es decir, a hacerse conforme al estilo de la vida personal. Y no es posible hacerse solo —el solo perece—, sino fomentando el sentimiento social, concepción filosófica de la psicología adieriana.