Edición conmemorativa coincidiendo con el 75 aniversario de su publicación original en Reino Unido, en 1949.

Londres 1984: Winston Smith decide rebelarse ante un gobierno totalitario que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquellos que delinquen con el pensamiento. Consciente de las terribles consecuencias que puede acarrear la disidencia, Winston se une a la ambigua Hermandad por mediación del líder O'Brien. Paulatinamente, sin embargo, nuestro protagonista va comprendiendo que ni la Hermandad ni O'Brien son lo que aparentan y que la rebelión al cabo quizá sea un objetivo inalcanzable.                                                                                       

Por su magnífico análisis del poder y de las relaciones y dependencias que crea en los individuos, 1984 es una de las novelas más inquietantes y atractivas de este siglo.

Está entre mis libros favoritos, lo leo una y otra vez?Margaret Atwood

En plena guerra civil, Mosén Millán, el párroco de un pueblecito aragonés, se dispone a ofrecer una misa por el alma de Paco el del Molino, al que quería como a un hijo. Poco a poco, el cura reconstruye los hechos de la fracasada mediación con la que pretendía salvar al joven, pero con la que solo consiguió entregarlo a sus ejecutores. Ramón J. Sender, uno de los autores más destacados de la narrativa contemporánea, construye con una sobriedad y solemnidad perfectas un episodio dramático, profundo y estremecedor en su sencillez. Un libro que con su ajustado realismo invita a reflexionar al lector y que no se publicó en España hasta 1960 debido a la censura franquista.

Una de las mejores novelas de Ramón J. Sender y un clásico emblemático que Destino publica en una edición única prologada por Ignacio Martínez de Pisón, Premio Nacional de Literatura.

Diez años después de la publicación del manifiesto que el veterano activista francés Stéphane Hessel escribió en pleno movimiento del 15M, el texto está más vigente que nunca. En ¡Indignaos!, Hessel, a sus noventa y tres años, llamaba a la «insurrección pacífica» y a rebelarse porque, pese a vivir en un mundo más complejo que el de su juventud, cuando militó a favor de diversas causas internacionales, las razones para indignarse continuaban ahí, en la dictadura de los mercados, en el trato a los inmigrantes, en la dificultad
de acceder a una vida digna. Todas ellas razon s relevantes en la actualidad, en un momento de la política española en la que los indignados ya forman parte del poder político. Pero estamos en una sociedad
cambiante que sigue necesitando el compromiso de la gente con un mundo más justo e igualitario en todos los sentidos. Indignarse sin violencia. Decir No. Actuar. Para, desde los principios más básicos de cada uno, intentar cambiar las cosas.