¿Qué diría Esopo, famoso fabulista de la Antigua Grecia, del panorama político contemporáneo? ¿Qué animales elegiría La Fontaine para parodiar a ciertos protagonistas de la actualidad? ¿Y si añadiéramos a las historias de Samaniego un toque de humor incorrecto? No hay mejor forma de analizar nuestra compleja naturaleza que la sencillez de una buena fábula puesta al día por una joven pluma afilada: Jorge Bustos trae de vuelta grandes fábulas, parábolas y alegorías de la literatura universal para divertirnos y hacernos reflexionar sobre el mundo que nos rodea. Por sus páginas desfilan astutos zorros, liebres despreocupadas o lobos disfrazados que nos resultarán muy familiares? Porque, por mucho tiempo que pase, parece ser que seguimos y seguiremos habitando en una granja demasiado humana.

Tras el éxito logrado con su Filosofía para bufones, Pedro González se ocupa ahora de la historia de la teoría política y de las ideas y planteamientos de personajes como Pericles, Maquiavelo o Marx. Desde el humor, las anécdotas y un escepticismo nada disimulado, Política para bufones hace un repaso de las ideas políticas y de las formas que el poder ha utilizado para organizar -subordinar, diría el autor- al pueblo. Desde la democracia ateniense a la dictadura del proletariado pasando por el absolutismo y el liberalismo. Pensadores y estadistas como Cicerón, Maquiavelo, Marx, Alejandro Magno o hasta Margaret Tatcher se dan cita en este breve y divertido repaso a la historia de la filosofía política. Y es que como bien apunta el autor, la sátira ha acompañado siempre al poder, así que nada mejor que recorrer su historia a través de las burlas de aquéllos que con ingenio trataron de dejar a los déspotas en evidencia.
Pedro González ha sido barrendero, documentalista, profesor de filosofía y titiritero frustrado.

Zoé es una joven diplomada francesa que obtiene una plaza en el departamento de relaciones internacionales de la administración regional. Desde el momento de la oposición intuirá que el éxito dentro de la función pública depende de la capacidad para atenerse a las convenciones del gremio y repetir una serie de tecnicismos que sirven para enmascarar la falta de iniciativa. Sus sospechas se revelarán acertadas cuando se incorpore a su puesto en una oficina plagada de incompetentes y perezosos que se declaran invariablemente desbordados por el escaso trabajo que les llega. La obra describirá desde una óptica humorística el primer año de trabajo de Zoé. Sus sucesivos encontronazos con la miopía de sus superiores y el nepotismo que alegremente practican, su sorpresa ante el desapego por el trabajo que demuestran sus colegas, y la resignación con la que seguirá la incorporación a su oficina de jóvenes y tiernos compañeros. Absentismo, gremialismo, reunionitis... Todos los defectos del funcionario moderno se presentarán ante la afilada lengua de Zoé. Zoé descubrirá la falta de planificación que marca los proyectos públicos, el despilfarro de los viajes oficiales, la falta de tacto que demuestran los funcionarios cuando salen de su país y las envidias entre compañeros de oficina.
Fenómeno editorial en Francia donde lleva vendidos más de 200.000 ejemplares, ¡Estamos desbordados! es una historia real. Aunque el libro se publicó firmado con seudónimo, tardó poco en saltar a la luz el nombre real de la protagonista. Sus compañeros acabaron denunciándola y fue sancionada de empleo y sueldo. Se va a rodar una película basada en el libro.

Aurélie Boullet (Zoé Shepard) es una autora novel de 31 años. Trabajadora de la administración regional de Aquitania (Francia), escribió la obra desencantada por el panorama que encontró dentro de su puesto de trabajo. Se define como «progresista» y muy partidaria de los servicios públicos y por ello, molesta por el derroche de medios que conoció en la administración, escribió el libro con seudónimo con la intención de no ser reconocida y sancionada por revelación de secretos profesionales.