En sus setenta años de reinado y noventa y seis años de vida, la reina Isabel II ha hecho historia hasta el punto de convertirse en la monarca británica más longeva y en una de las figuras más omnipresentes del último siglo, debido en parte al protagonismo que adquirieron los sombreros en su imagen pública. Convertidos en accesorios icónicos de la soberana, sus tocados, más allá de sus cualidades estéticas, son toda una muestra del "poder blando" británico.

Cerca de 100 años han transcurrido desde que, en 1933, siendo niña, llevara un sombrero redondo, rosa y ribeteado de flores, sentada al lado de su padre el rey Jorge V, hasta el año 2020, después del confinamiento, cuando reapareció ante su pueblo cubierta de otro sombrero, igualmente rosa y con flores. Casi un siglo de política, diplomacia y moda transcurre entre ambas imágenes, un siglo que se explica en estas páginas a través de la desconocida y sorprendente historia que hay detrás de los sombreros de la reina. La obra se vertebra entorno a tres ejes:

- Los sombreros, como tema de culto que cuentan el devenir de un siglo de moda, pero también de un siglo de la historia británica y mundial.

- La presentación de 50 los sombreros más icónicos de la reina, incluyendo características, colores y materiales.

- La relación entre cada sombrero y el evento en el que fue lucido.

La pandemia del covid-19 ha provocado una alteración en múltiples órdenes de nuestras vidas. En el caso de los padres con hijos a su cargo, el confinamiento ha supuesto una reformulación completa de los hábitos familiares. Los padres han descubierto facetas de sus hijos hasta ahora desconocidas... y al contrario: los más jóvenes de la casa han visto a sus padres con otros ojos. Rafa Esteve es el autor de Guía urgente del padre primerizo, uno de los primeros libros en abordar el paso de vivir sin «cargas» familiares a tener que hacer un curso exprés en paternidad responsable, sin perder por ello el sentido del humor. Este año, Rafa, con hijos ya «pre» o directamente adolescentes, se ha visto, como todos, en la necesidad de hacer un repentino reset en las relaciones familiares, para manejar lo mejor posible la nueva situación. Y lo ha hecho con la misma fórmula empleada en su día al convertirse en padre primerizo: sentido común, paciencia y buenas dosis de humor.

Leonardo da Vinci fue un genial pintor, además de un excepcional dibujante e inventor que concibió máquinas voladoras e ingenios bélicos o de recreo avanzados a su tiempo. Observador atento de la naturaleza, de las plantas y el agua, de los cuerpos y los rostros humanos, su infinita curiosidad lo convierte en la encarnación perfecta del ideal de hombre del Renacimiento y en un artista de una modernidad insospechada. Es precisamente esa dimensión visionaria de los inventos y el arte de Leonardo el aspecto más destacado en esta obra magníficamente ilustrada. Los numerosos dibujos del artista, extraídos de sus códices y cuadernos, permiten profundizar en el método de este ingeniero que ansiaba descifrar los ritmos y las leyes del continuo movimiento del mundo. Sus formidables intuiciones supusieron un punto de inflexión en la historia del arte; su fantasía, su personalidad y sus viajes a través de Italia y Francia nos siguen fascinando hoy en día... La obra contiene más de trescientos facsímiles e ilustraciones, entre ellos la carta de Leonardo da Vinci a Ludovico el Moro en Milán, bocetos y dibujos técnicos extraídos de los códices, estudios de astronomía y el plano de la ciudad de Imola.