Eugenio o la proclamación de la primavera

• ISBN: 9788432071560
• Estado: Bueno.

Antonio Valencia escribió de este libro que era «la crónica de aquellos universitarios del 36 que jugaban al balón y traducían a Jenofonte para morir luego en una esquina o, semanas más tarde, en el campo, cara a las estrellas». Es una novela singular dentro de la obra de Rafael García Serrano, que inicia resonantemente, breve, enfática, barroca a ratos, realista, indicativa de una gran personalidad literaria en ciernes —no olvidemos que está escrita en la primavera de 1936, a los diecinueve años recién cumplidos de su autor— que busca su propio camino con ambición, que lo mismo orienta su estrella por la de Ramón J. Sender que por la de Eugenio d'Ors, por cierto, dos sindicalistas, sin descuidar al joven Werther, del que acaso intenta ser, puede que conscientemente, contrafigura activa y heroica. Tanta es su osadía adolescente. Se trata de una novela comenzada en las aulas universitarias y terminada en los campos de la guerra. Un gran relámpago que llega hasta nosotros y que ha perdurado a través del tiempo. Se trata, por así decirlo, de un pequeño clásico de nuestra época, cuya virulencia aún se advierte entre los más jóvenes.
Acompañan a esta obra única varios relatos que en cierto modo se unen a la temática de Eugenio por su origen, por su final —la muerte, elegida en cierto modo, como la de aquel arquetipo juvenil, que se dio realmente más de lo que la sociedad actual pudiera suponer—, o por su aceptación del combate y sus riesgos.
«El catalán», casi novela corta, es una historia humanísima narrada con precisión y sencillez, así como «Apunte del natural» es el retrato perfecto de un universitario indudablemente dotado para el escepticismo, al que va a absorbe) dramáticamente el gran tifón del 36. Una joya irónica. La ternura y el humor de «La escapada» son inigualables, así como la tremenda sorpresa de los tres combatientes de «El enchufado». «Cristo nace hacia
las nueve» nos lleva a la Navidad del 37 en el frente de Aragón, y «De la Estación del Norte al Cuartel de la Montaña» y «De Pedro a Pedro» —que establece un sutil empalme entre dos fechas aparentemente distantes, 1808 y 1936— equivaldrían a dos variantes de Eugenio.