«De las decenas de miles de películas que se han hecho a lo largo de la historia del cine, sólo un pequeñísimo número de ellas han despertado esas pasiones desatadas que no se agotan con el arranque de su historia. Este libro contiene algunas de esas películas especiales que por un motivo u otro han sido adoptadas por sectores del público cinematográfico, que han sido amadas, protegidas y, sobre todo, defendidas fanáticamente. Desde el artista desfigurado encarnado por Lon Chaney en El fantasma de la ópera hasta los matones de Tarantino de Reservoir Dogs, pasando por el falso predicador de La noche del cazador, les presentamos los prodigios del cine de culto como nunca los habían visto antes.
Cult Movies es un divertido y agitado viaje al apasionante, excesivo y delirante mundo de esas películas de culto que han causado un gran impacto en el cine y la cultura popular. Entre el homenaje y la celebración de esa pequeña rama de la industria del cine –con su larga historia de fronteras traspasadas, viejos órdenes fustigados y buen gusto vulnerado–, es tanto una magnífica introducción para el novato como una saludable inmersión nostálgica para el aficionado al cine de culto. El menú no tiene desperdicio: obras maestras intocables como Casablanca, El mago de Oz, Ciudadano Kane, La diligencia, Laura, Annie Hall o Vértigo; producciones que saborearon el “dulce sabor del fracaso” antes de convertirse en películas de culto, como Sopa de ganso, La fiera de mi niña, ¡Qué bello es vivir!, El rostro impenetrable o Harold y Maude; filmes masacrados que escondían en su interior una joya del cine, como El cuarto mandamiento, Sed de mal o El hombre de mimbre; películas que no estaban destinadas a convertirse en un clásico, pero que desafiaron a su destino, como El hombre tranquilo, Johnny Guitar, Yo anduve con un zombie, A pleno sol, La muerte tenía un precio, Fuego en el cuerpo o Terciopelo azul; y esos títulos que desfilan entre el camp y el kitsch, adorados por legiones de enfervorecidos seguidores, como La pequeña tienda de los horrores o The Rocky Horror Picture Show. Películas icónicas, directores célebres, actores legendarios, tendencias curiosas...
El libro incluye 52 ilustraciones en blanco y negro.
Este libro lo tiene todo.

Audrey Hepburn se deslizaba por la pantalla con la frescura y agilidad de una gacela. Tenía gracia, encanto, sofisticación e indudable personalidad. No parecía de carne y hueso. Tal vez fuera por su cara angelical, de mirada dulce, profunda y sugerente; o por su cuello de cisne, prólogo de una estilizada silueta; o quizá por sus gestos finos y delicados. Lo cierto es que Audrey fue, sobre todo al principio de su carrera, una adorable princesa de cuento de hadas, siempre elegante y distinguida, rodeada de exquisitos perfumes,de lujosos decorados, de vestidos suntuosos. En una época dominada por las actrices de formas voluptuosas, ella lanzó la moda del pelo corto, la extrema delgadez, los pantalones piratas y los zapatos sin tacón.
Su éxito fue espectacular. Todas las chicas querían vestirse y peinarse como ella. Todas querían vivir el cuento de hadas de Sabrina. Con sus ojos enormes e hipnóticos, una sonrisa que surgía de improviso, unas maneras conmovedoramente inseguras y una voz gutural altamente peculiar, Miss Hepburn conquistó a todos. Conquistó a Billy Wilder, a William Wyler, a Stanley Donen, a Fred Zinneman, a Blake Edwards, a George Cukor..., pero sobre todo, conquistó a los espectadores.

Antes de que el viejo Hollywood quedase atrás, hacia 1970, la llamada capital cinematográfica del mundo era famosa por permitirse cuatro grandes vicios: el sexo, la bebida, las drogas y el divorcio. En todos esos años, muchas personalidades del star system han sucumbido a unas vidas extravagantes, a unas costumbres perjudiciales, a unos egos colosales, a unas resacas descomunales y unas actitudes idiosincráticas.