Publicado en 1931, este ensayo de Walter Benjamin (1892-1940) representa el primer intento de comprender el alcance social, la dimensión estética y la importancia histórica de una invención del siglo XIX: la fotografía.
Enviado por el rey de porugal en misión artística a Italia, el pintor miniaturista Francisco de Holanda fue durante unas tardes romanas el testigo de Miguel Ángel Buonarroti: pudo hacerle preguntas y registrar sus respuestas como un reportero avant la lettre; pudo por unas horas tocar cimas a pocos reservadas y transmitirnos el mensaje de una de las grandes figuras de la Historia del Arte.
"Delacroix es el más evocador de todos los pintores, sus obras nos devuelven a la memoria sentimientos y pensamientos poéticos que creíamos olvidados para siempre."
Casi desde la nada, supo crear un arte capaz de expresar toda una gama de emociones humanas; supo encontrar la manera de tratar la materia de la vida con un estilo directo, dúctil ya la vez grandioso y heroico; supo adivinar por intuición casi todos los principios de la representación: Giotto di Bondone (1267-1337) es el fenómeno más prodigioso de la historia del arte.
Los iconos son obras de arte 'extremas': obras que tienen en su conclusión y en acto un determinado pensamiento pictórico; obras que reúnen una carga simbólica en la forma, una pulida técnica en la expresión artística y el sentido último de una 'visión del mundo'.
Con la presencia masiva de las reproducciones, el “aura” de la obra de arte se diluye y toda la función del arte queda trastocada.
Este breve escrito de Walter Benjamin (1892-1940) es uno de los ensayos sobre estética más influyentes del siglo XX.
¿Qué edad tenía Andrea Mantegna cuando vio, por primera vez, los frescos de Giotto? Niño era, pues sabemos que aún no había cumplido los once años cuando fue a trabajar al taller del pintor Francesco Squarcione, en Padua."
José Saramago (1922-2010) obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1998.
Las creaciones artísticas más grandiosas e impresionantes son precisamente las que tienden a escapar a nuestra comprensión. Las admiramos y nos sentimos subyugados por ellas, pero no sabemos explicar lo que significan para nosotros. La estatua marmórea de Moisés, erigida por Miguel Ángel en la iglesia de San Pietro in Vincoli de Roma, es una de esas magnas y enigmáticas obras de arte.
Lo que Van Gogh arrancó de su propia cabeza no fue sólo una oreja ensangrentada, fue mucho más que eso: arrancó de sí mismo nada menos que un SOL.
