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La vida del jefe apache Gerónimo (1829-1909), contada por él mismo a S.M. Barrett, es uno de los documentos más impresionantes acerca de la vida, cultura, persecución y resistencia de los pueblos nativos del norte de América.
«Para mí no hay clima ni tierra que sean como los de Arizona. En aquella tierra que el Omnipotente creó para los apaches podríamos tener mucho suelo cultivado, mucha hierba, mucho bosque y muchos minerales. Es mi tierra, mi hogar, la tierra de mis padres, la tierra a la que pido que se me permita volver. Quiero pasar allí los últimos días de mi vida, y que me entierren en sus montañas. Si se hace así, podré morir en paz, sintiendo que mi pueblo, puesto en su hogar natal, aumentará en número en vez de disminuir como ahora, y que nuestro nombre no se extinguirá». (Gerónimo).
«La idea inicial al compilar esta obra era la de dar al público lector un informe auténtico de la vida privada de los indios apaches y aplicar también a Gerónimo, como prisionero de guerra, la cortesía que se debe a todo preso, id est, el derecho a exponer las causas que le movieron a oponerse a nuestra civilización y nuestras leyes.
Quedaré del todo satisfecho si la causa india ha sido presentada adecuadamente, si la defensa del preso ha quedado claramente formulada y si se aumenta con todo ello el depósito de información general acerca de tipos humanos que están desapareciendo».
Con todo respeto,
S. M. Barrett
Lawton, Oklahoma, el 14 de agosto de 1906.»
Gerónimo comienza explicándonos los mitos de los apaches y sus costumbres, y nos relata después una vida marcada por el salvajismo de los soldados mejicanos que asesinaron a su madre, su esposa y sus tres hijos, por su venganza, por las luchas posteriores contra los norteamericanos y por el largo cautiverio en que acabó su vida, humillado pero no sometido.
Cuando Manuel Sacristán decidió traducir al castellano este relato, y enriquecerlo con sus comentarios, que vienen a ser como otro libro dentro del libro, no lo hizo por el interés antropológico del relato, sino por replantear, en términos de lo que se nos presenta como un homenaje al padre Las Casas, las cuestiones que tienen que ver con el choque de culturas, el etnocidio y el genocidio en la conquista de América, enfrentándonos ”a la pregunta por la justicia”, contra “el amoralismo cientifista, forma hoy frecuente del progresismo”.
[Traducción y notas de Manuel Sacristán].
• Colección: Tiempo de Historia.