9788412649758
A propósito de la escritura
ERNEST HEMINGWAY
Editorial: Elba Fecha de publicación: 25/01/2024 Páginas: 144Formato: Barcelona, 20 x 12,5 cm.
www.paquebote.com > Ernest Hemingway
El periodista estaodunidense Jake Barnes se reencuentra en París con Brett Ashley, una enfernera que conoció durante la Primera Guerra Mundial. La pasión entre ambos se truncó cuando una herida en el frente lo dejó a él impotente, lo que acabó provocando una enfermiza relación entre ambos. Tras una serie de situaciones, deciden viajar hasta España para pescar y luego para asistir en Pamplona a los sanfermines junto a varios amigos. Entre ellos figuran Michael, prometido de Brett, y Cohn, con quien ella ha mantenido un idilio. Para complicar aún más las cosas, se unirá a ellos el joven torero Pedro Romero. Limitado al papel de mero espectador, Barnes será testigo de la atracción que provoca en el grupo la mujer que ama. Carlos Fernández del Castillo ilustra la primera gran novela de Ernest Hemingway, que ha vuelto a ser traducida para esta edición por Susana Carral.
Los cuentos de Ernest Hemingway no son sólo lo mejor de su obra, según suele admitir la crítica, sino que constituyen también uno de los libros fundamentales para entender el siglo. En esta edición recuperamos, en una nueva traducción de Damián Alou, la recopilación que el propio Hemingway hiciera de todos sus cuentos en 1938, conocida como Los cuarenta y nueve primeros cuentos y donde se encuentran relatos tan magistrales como «Los asesinos», «Las nieves del Kilimanjaro» o «Padres e hijos». El mundo estético y moral de Hemingway -ese espacio traspasado por la soledad,la individualidad y la brutalidad- se encuentra aquí destilado, despojado de todo ornamento, encerrado en el sustantivo y el adjetivo precisos, seco, sobrio, cegador, latente. La caza, la pesca, el boxeo, la guerra, el alcohol, el deseo o la derrota son algunos de los materiales con que se construye esta obra cuyo aliento perdura con un vigor insospechado.
Publicada tres anys després del suïcidi de l?autor, París era una festa és l?obra més personal i lluminosa d?Ernest Hemingway (1899-1961), el qual des de la maduresa d?una vida molt intensa, rememora la seva joventut al parís dels anys vint.
«Així era el París de la nostra joventut, quan érem molt pobres i molt feliços». Ernest Hemingway
En plena ofensiva feixista, en algun lloc de l’Ebre, un ancià sembla clavat a un pont, incapaç de reaccionar. No se sap si espera la mort o si en fuig. S’ha vist forçat a abandonar el seu poble natal i ho ha perdut tot per culpa de la barbàrie de la guerra. Mentre els republicans evacuen el lloc, el narrador, un soldat encarregat de reconèixer el territori, es dirigeix a ell.
En una situació tan efímera com és la trobada en un pont entre un ancià i un soldat, Hemingway condensa la trajectòria de tota una existència. Perfila, sense dibuixar-la, la línia d’una vida anterior i suggereix, sense explicar-ho, el que està succeint en aquell mateix instant i les possibilitats que emergeixen d’una vida futura —o truncada—.
Tanmateix, aquesta prosa submergida s’erigeix com la part més important de la història. Més encara que la punta de l’iceberg: en aparença, un relat senzill sense acció; o el retrat d’un heroi dur i resistent, elegant en el patiment, com els que li agradava retratar en les seves obres.
Hemingway va compondre aquest relat quan treballava a Espanya com a corresponsal durant la Guerra Civil, a partir d’una notícia que va enviar per cable submarí el 17 d’abril de 1939, Diumenge de Resurrecció. El vell al pont veuria la llum aquell mateix any, en forma de relat i no de crònica, primer a la revista Ken Magazine, i poc després, dins del llibre Els primers quaranta-nou contes.
L’epíleg d’Ian Gibson, especialista en història contemporània, ofereix de forma precisa i rigorosa la contextualització dels fets subjacents del conte.
En plena ofensiva fascista, en algún lugar del Ebro, un anciano parece anclado a un puente, incapaz de reaccionar. No se sabe si espera la muerte o huye de ella. Se ha visto forzado a abandonar su pueblo natal y lo ha perdido todo por culpa de la barbarie de la guerra. Mientras los republicanos evacúan el lugar, el narrador, un soldado encargado de reconocer las inmediaciones, se dirige a él.
En una situación tan efímera como el encuentro en un puente entre un anciano y un soldado, Hemingway condensa la trayectoria de toda una existencia. Perfila, sin dibujarla, la línea de una vida anterior y sugiere, sin contarlo, lo que está sucediendo en ese mismo instante y las posibilidades que emergen de una vida futura —o truncada—.
Sin embargo, esta prosa sumergida se erige como la parte más importante de la historia. Más aún que la punta del iceberg: en apariencia, un relato sencillo sin acción; o el retrato de un héroe duro y resistente, elegante en el sufrimiento, como los que le gustaba retratar en sus obras.
Hemingway compuso este relato cuando trabajaba en España como corresponsal durante la Guerra Civil, a partir de una noticia que envió por cable el 17 de abril de 1938, Domingo de Resurrección. El viejo del puente vería la luz ese mismo año, en forma de relato y no de crónica, primero en la revista Ken Magazine, y poco después, como parte del libro Cuarenta y nueve primeros cuentos.
El epílogo de Ian Gibson, especialista en historia contemporánea, ofrece de forma precisa y rigurosa la contextualización de los hechos que subyacen bajo el cuento.
No amaba a Cathrerine Barkley, ni se le ocurría que pudiera amarla. Aquello era como el bridge, un juego donde te largas a hablar en vez de manejar las cartas.
Eso pensaba el teniente americano Frederic Henry, conductor de ambulancias en el frente italiano durante la primera guerra mundial, al poco de conocer a Catherine Barkley, una bella enfermera británica. Pero los días fueron pasando, y lo que parecía un juego se convirtió en pasión intensa, mientras la guerra lo arrasaba todo y los hombres desfilaban bajo la lluvia, agotados y hambrientos, sin pensar más que en la supervivencia.
Inspirada en las vivencias de Hemingway, que durante el conflicto fue herido en una pierna e ingresado en un hospital italiano, Adiós a las armas es ya un clásico de la literatura universal y uno de los mejores retratos de la voluntad humana, que pide y encuentra ternura en lugares donde nadie ya se molestaría en buscarla.