En Cien fiambres variados se ofrece a las amas de casa cien platos fríos, que bajo un aspecto agradable harán apetitosas las carnes, las legumbres y los pescados.

La razón de esta obra es que los que se enfrentan diariamente a la cocina pueden aderezar este alimento único bajo cien aspectos diferentes.

Este opúsculo conviene y está dedicado a multitud de personas. Si ha de ser utilísimo a muchas familias, no serán menos señalados los servicios que preste a la cocinera o al cocinero de una casa grande cuando las circunstancias exijan la pronta improvisación de una comida completa o de un plato suplementario.

La carne de vaca representa desde hace mucho tiempo para la inmensa mayoría de los pueblos civilizados el plato habitual, el más indispensable y el más sabroso y nutritivo de todos los alimentos. Esta es una recopilación de recetas escogidas y prácticas que permiten variar frecuentemente el aspecto con que la carne de la vaca se presenta en nuestras mesas.

Esta es la mejor cocina y la más económica, porque con ella la dueña de la casa sabrá sacar partido de los sobrantes y bajo una forma apetitosa volverá a presentarlos en la mesa como otros tantos platos diferentes.

El mejor elogio que se puede hacer de los platos de vigilia consiste en recordar que en todas las épocas han sido prescritos por todas las religiones, como una regla fundamental de higiene, que se encuentra establecida en el principio de todas las civilizaciones.