Perteneciente a una generación de grandes dramaturgos españoles, como Juan Mayorga, Borja Ortiz de Gondra, Itziar Pascual, entre otros, el teatro de José Ramón Fernández ha alcanzado el reconocimiento y la celebración mediante numerosos premios, como el Premio Lope de Vega o el Premio Nacional de Literatura Dramática. Destaca por desarrollar un teatro comprometido donde los personajes tienen siempre una sensibilidad particular que les ofrece una visión distinta del mundo. En este libro se recopilan catorce de sus mejores obras de teatro, en las cuales el lector podrá encontrar un abanico variopinto de temas: mujeres que luchan por la memoria, por defender su convicción y por consagrar su identidad (Mariana, Nina, El que fue mi hermano, Babilonia); los estragos que dejan tras de sí las guerras (J?attendrai, Monólogo de la perra roja que habla con el muerto sonriente); o personajes que compiten por mantener la memoria familiar (Para quemar la memoria, Mi piedra Rosetta, El minuto del payaso).
«Lo hice sin pensarlo. En París. En el Hotel Lutecia, el centro de acogida, me preguntaron si conocía a alguien. Los españoles llegamos los últimos. [?] Habíamos servido a Francia y llevábamos el uniforme de Francia cuando nos metieron presos. [?] El Hotel Lutecia era la puerta de la salida del infierno. En el centro del Hotel Lutecia mencioné tu nombre, dije que tenías familia. Me dieron un billete de tren. Caminé por tu ciudad. Llegué a su puerta, porque me habías hecho aprender de memoria su dirección. Parece algo idiota, pero estuve todo el día andando por las calles. [?] Me encontré a Prieto, ¿te acuerdas? Me dijo que se iba para Toulouse y me fui con él. Me daba vergüenza llegar a la casa de una muchacha para decirle que estabas muerto y yo no». J?attendrai

Entre 1883 y, al menos, 1915 dos gigantes de la literatura española, Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós mantuvieron una relación amorosa documentada en una intensa correspondencia epistolar. De las enviadas por ella se conserva un centenar de cartas, de él solo ha aparecido una; el resto se han perdido o están ocultas en alguna biblioteca que antepone la moralidad a la pasión. En el centenario de la muerte de la Pardo Bazán, que llega ahora, inmediatamente después del de Galdós, José Ramón Fernández se ha propuesto llenar con su talento literario ese vacío. Siguiendo las misivas de ella, publicadas con el título de "Miquiño mío", e indagando en otra correspondencia de él y en sus obras, "Emilia, borriquita" completa la visión masculina de esa relación. Esta es una historia de amor y amistad entre dos personas extraordinarias a través de palabras que nunca se escribieron.

La historia se puede contar de muchas maneras. En este libro José Ramón Fernández-Tresguerres nos cuenta una parte de la industrialización, y de la emigración, en Asturias, a través de las vivencias de sus antepasados.

Podemos decir que la historia con mayúsculas está formada por muchas historias con minúsculas. Normalmente conocemos las grandes líneas de la historia pero no llegamos a conocer las de las personas y de las familias que están detrás de ellas.

El autor cuenta la historia que le han contado, la que ha estudiado, pero también la que ha vivido. Este libro resume muchos años de investigación, muchas horas de búsqueda en archivos diocesanos, históricos, de empresas, muchas horas de recogida de información con el hilo conductor de su familia, y la de otras personas cercanas para hacerlo más comprensible, pero sin faltar a la verdad histórica. Su familia participó, en mayor o menor medida, en los cambios sociales y económicos que provocaron el paso de una sociedad rural a la sociedad urbana, y moderna, que hoy conocemos. Como él mismo dice lo narrado es parcial, en cuanto que se limita al estudio de su familia, pero está perfectamente documentado, y es completamente cierto.

En las páginas del libro aparecen apellidos vinculados al desarrollo económico de Asturias y el autor recupera la importancia de su familia en esos inicios de la industrialización regional. Los Tresguerres, los Ortiz, los Fernández-Carvajal están relacionados, en aquellos momentos de la historia, con los Herrero, Figaredo, Sela, Rato, el marqués de Comillas, Numa Gilhou, Fierro… en la creación y desarrollo de empresas y también en el duro, pero algunas veces gratificante, proceso de la emigración.