El conocimiento de las disciplinas científicas -y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho-, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, a los aspectos que procuran un conocimiento de las materias que permanece por encima de los innumerables vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Todo ello sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo vigente en cada momento, no solo para conocerlo, sino también para evaluar su contenido. Cuando se adquiere un conocimiento terminológico, conceptual y estructural de una rama del saber, los conocimientos que han de complementarlos para abordar sus detalles no contradicen los ya adquiridos, sino que aclaran el contenido de estos últimos. Se posibilita así la comprensión de esos conocimientos más concretos, comprensión que está fuera del alcance de quienes carecen de esos imprescindibles conocimientos estructurales, dada la proverbial falta de claridad y rigor del derecho positivo. Además, los conocimientos de las partes especiales resultan imposibles de asimilar y comprender sin una adecuada comprensión de los conceptos, terminología y estructuras de carácter general de cualquier rama del Derecho, y por supuesto del Derecho Financiero y Tributario.

El conocimiento de las disciplinas científicas -y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho-, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, a los aspectos que procuran un conocimiento de las materias que permanece por encima de los innumerables vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Todo ello sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo vigente en cada momento, no solo para conocerlo, sino también para evaluar su contenido. Cuando se adquiere un conocimiento terminológico, conceptual y estructural de una rama del saber, los conocimientos que han de complementarlos para abordar sus detalles no contradicen los ya adquiridos, sino que aclaran su contenido. Se posibilita así la comprensión de esos conocimientos más concretos, comprensión que está fuera del alcance de quienes carecen de esos conocimientos estructurales, dada la proverbial falta de claridad y rigor del derecho positivo. Además, los conocimientos de las partes especiales resultan imposibles de asimilar y comprender sin una adecuada comprensión de los conceptos, terminología y estructuras de carácter general de cualquier rama del Derecho, y por supuesto del Derecho Financiero y Tributario.

El conocimiento de las disciplinas científicas -y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho-, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, a los aspectos que procuran un conocimiento de las materias que permanece por encima de los vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Todo ello, sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo vigente en cada momento, no solo para conocerlo, sino también para poder valorar su contenido. Cuando se adquiere un conocimiento terminológico, conceptual y estructural de una rama del saber, los conocimientos que han de complementarlos para abordar sus detalles no contradicen los ya adquiridos, sino que aclaran su contenido. Se posibilita así la comprensión de esos conocimientos más concretos, comprensión que está fuera del alcance de quienes carecen de esos conocimientos estructurales, dada la proverbial falta de claridad y rigor del derecho positivo. Asimismo, los conocimientos de las partes especiales resultan imposibles de asimilar y comprender sin un adecuado conocimiento de los conceptos, terminología y estructuras de carácter general de cualquier rama del Derecho, y por supuesto del Derecho Financiero y Tributario.

El conocimiento de las disciplinas científicas, y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, a los aspectos que procuran un conocimiento de las materias que permanece por encima de los vaivenes legislativos, ya que conforman su “esencia”. Todo ello, sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo vigente en cada momento, no solo para conocerlo, sino también para conocer y valorar su contenido. Cuando se adquiere un conocimiento terminológico, conceptual y estructural de una rama del saber, los conocimientos que han de complementarlos para abordar sus detalles, no contradicen los ya adquiridos, sino que aclaran su contenido y facilitan así la comprensión de esos conocimientos más concretos, comprensión que resulta inabordable para quienes carecen de ese conocimiento estructural, dada la frecuente falta de claridad y rigor del derecho positivo. Asimismo, los conocimientos de las partes especiales resultan imposibles de asimilar y comprender sin un adecuado conocimiento de los conceptos, terminología y estructuras de carácter general de cualquier rama del Derecho, y por supuesto del Derecho Financiero y Tributario.

La iniciación en el conocimiento de las disciplinas científicas, y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Dichos aspectos estructurales procuran un conocimiento que permanece por encima de los numerosos vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Todo ello sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo, tanto para conocerlo, como para ratificar o cuestionar su valor científico. Cuando se adquiere el conocimiento estructural de una rama del saber, los “siguientes conocimientos”, o sea los conocimientos que necesariamente han de complementarlos, no contradicen los ya adquiridos, sino que, por el contrario, resultan indispensables para poder acceder a los mismos. Y lo son especialmente en el caso que nos ocupa, dada la volubilidad y la escasa claridad y rigor del derecho positivo regulador del objeto de nuestra asignatura. Es obvio, asimismo, que los conocimientos de las partes especiales del Derecho resultan inabordables sin un adecuado conocimiento de la terminología, los conceptos y las estructuras generales de cualquier disciplina jurídica, y desde luego del Derecho Financiero y Tributario, de que se ocupa este libro que el lector tiene en sus manos.

La iniciación en el conocimiento de las disciplinas científicas, y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, de aquellos aspectos que procuran un conocimiento que permanece por encima de los vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Todo ello sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo, no solo para conocerlo, sino también para ratificar o cuestionar su valor científico. Cuando se adquiere el conocimiento estructural de una rama del saber, los “siguientes”, o sea los conocimientos que necesariamente han de complementarlos, no contradicen los ya adquiridos, sino que, por el contrario, son indispensables para poder acceder a los mismos. Y lo son especialmente en el caso que nos ocupa, dada la volubilidad y la escasa claridad y rigor del derecho positivo regulador del objeto de nuestra asignatura. Es obvio, en definitiva, que los conocimientos de las partes especiales del Derecho resultan inabordables sin un adecuado conocimiento de la terminología, los conceptos y las estructuras generales de cualquiera de esas partes especiales, y por supuesto del Derecho Financiero y Tributario de que se ocupa el libro que le lector tiene en sus manos.

El conocimiento de las disciplinas científicas, y por supuesto de las pertenecientes a cualquier rama del Derecho, debe hacerse atendiendo a los aspectos estructurales de las mismas. Esto es, de aquellos aspectos que procuran un conocimiento de las materias que permanecen por encima de los vaivenes legislativos, porque conforman su “esencia”. Sin perjuicio, naturalmente, de las oportunas referencias al derecho positivo de cada momento, no solo para conocerlo, sino también para contrastar, ratificar o cuestionar el valor científico del ordenamiento positivo. Cuando se adquiere el conocimiento estructural de una rama del saber, los “siguientes”, esto es los que necesariamente han de complementarlos para conocer sus detalles, no contradicen los ya adquiridos, sino que, por el contrario, estos aclaran el contenido y facilitan la comprensión de esos conocimientos más concretos, lo cual resultaría muchas veces inabordable, dada la volubilidad y escasa claridad y rigor del derecho positivo. Igualmente, los conocimientos de las partes especiales resultan imposibles de asimilar y comprender sin un adecuado conocimiento de los conceptos, terminología y estructuras de carácter general de cualquier rama del Derecho, y por supuesto de la del Derecho Financiero y Tributario.

El presente libro posibilita un conocimiento sencillo y riguroso a la vez de todos los aspectos básicos y fundamentales del Derecho Financiero y Tributario. Cabe destacar, a este respecto, que el manual aborda la totalidad de las materias que integran la referida disciplina jurídica, de manera que pueden encontrarse en él, perfectamente cohesionadas e integradas, las tres partes que la integran: el concepto, fundamentos y principios jurídicos de su ordenamiento; todos los aspectos de la estructura, de los procedimientos, y de las infracciones y sanciones del Derecho Tributario; así como, en tercer lugar, del Derecho Presupuestario. Esta 17ª edición incorpora las numerosas y relevantes novedades introducidas en el ordenamiento regulador de esta disciplina, y en especial la última e importante reforma de la Ley General Tributaria. Su autor tiene una dilatada y acreditada experiencia docente en la universidad de Valladolid, en esta que es la materia de su especialidad, lo que avala el cumplimiento de los objetivos que han sido anteriormente reseñados.

Estas Lecciones pretenden ofrecer una visión completa, sencilla, actualizada y rigurosa del contenido del Derecho Financiero y Tributario. Se ofrecen por eso, en su primera parte (Lecciones 1 a 5), los aspectos comunes de la misma: la concreción de su contenido; la titularidad del poder financiero; los principios que inspiran y limitan dicho poder; las fuentes en las que se plasma su ejercicio; y lo relativo a la aplicación de estas fuentes o normas. La segunda parte (Lecciones 6 a 17) se dedica al Derecho Tributario, abarcando sus aspectos sustantivos y formales. El análisis del primero pretende esclarecer sus conceptos y terminología, haciendo hincapié, además, en la conexión entre ellos y en su carácter estructural; válido, en definitiva, para cualquier clase o modalidad de tributo, cualquiera que sea su actual y futura regulación. El estudio de los aspectos procedimentales (que comprende los de gestión, inspección, recaudación, revisión y sancionador) pretende igualmente transmitir un conocimiento sencillo y riguroso, incidiendo en sus aspectos nucleares, con lo que ello significa para la permanencia y utilidad de su conocimiento.La tercera parte, dedicada al Derecho Presupuestario (Lecciones 18 a 23), ofrece una visión sintética y completa a la vez de este sector del ordenamiento, de especial relevancia en la formación de un amplio número de funcionarios públicos y de quienes aspiran a serlo. Se trata así de una obra que se ocupa del conjunto de la disciplina, dirigida a quienes pretenden, como estudiantes, adquirir los conocimientos básicos y estructurales de la misma, y también a quienes desean iniciarse o consultar aspectos imprescindibles de su aplicación práctica.

Abarca esta obra la regulación completa y básica a la vez de este relevante sector de nuestro ordenamiento jurídico, englobado en lo que se conoce como “Derecho Financiero y Tributario”. Abre su contenido el texto completo de la vigente Constitución Española, en cuanto que la totalidad de su contenido puede ser de utilidad en cualquier ocasión y momento al aplicador de esta rama del Derecho. Respondiendo a la pretensión de recoger la regulación completa, el apartado II contiene el texto de la Ley General Presupuestaria. El apartado III recoge las Normas Tributarias Generales, incluyendo todas las disposiciones que, con rango de ley o de Real Decreto, tienen esa dimensión general. El apartado IV se refiere a las normas reguladoras de los Impuestos del Estado, muchos de los cuales se destinan también actualmente, como es sabido, a la financiación de las Comunidades Autónomas. Como en el apartado anterior, la obra circunscribe su contenido a la regulación legal y reglamentaria, ya que una mayor pormenorización desbordaría la dimensión exigible a unas Normas Básicas. Este apartado se ordena, para facilitar su consulta, distinguiendo los impuestos directos y los indirectos. El apartado V contiene las normas generales de las Haciendas Autonómicas, y el VI el texto refundido de la Ley de Haciendas Locales. Se trata, en definitiva, de ofrecer una visión actualizada, sistemática, clara y rigurosa del actual “enjambre” de normas financieras y tributarias de nuestro ordenamiento.