El álbum reconstruye la biografía de Frida Kahlo a partir de una visita a su casa museo. Así? «En Ciudad de México existe un museo de muros azules. Antes era la casa de la pintora mexicana más grande: Frida Kahlo. ¡Entra! Te hablará de la vida de esta artista llena de pasiones, que decía de sí misma: "Nací con una revolución. El día era abrasador. Me quemó durante el resto de mi vida. Cuando era niña, me moría. De adulta, ya era toda llama"».

Jan Vermeer vivió en Delft, Holanda, de 1632 a 1675. Muchos documentos nos dan testimonio de su presencia allí. Sin embargo, nadie habla de su pintura, que es para nosotros un misterio.
¿Dónde y con quién aprendió a pintar? ¿Quiénes fueron sus modelos? ¿Quizá su esposa? ¿O tal vez sus hijas? ¿Por qué eligió realizar casi todas sus pinturas desde la misma perspectiva, en la misma habitación de su casa, con los mismos objetos y las mismas personas? Solo 35 cuadros suyos nos han quedado; 35 obras maestras que nos cuentan una historia que los documentos no reflejan, y que nosotros tratamos de imaginar?

En una lejana noche de 1564 un ancianísimo escultor, de aspecto desaliñado y de carácter huraño, como el mármol que cincela, recuerda su vida que ya está por concluir. Es Miguel Ángel. A través de la mirada limpia de un niño, nos habla de las obras de escultura, pintura y arquitectura que lo han convertido en el genio del Renacimiento.

Ariadna tiene el corazón dividido: como un fuego se ha encendido su amor por Teseo, el joven llegado desde Atenas para matar al Minotauro o morir en el Laberinto. ¿Qué debe hacer? ¿Debe dejar que Teseo se pierda para siempre en el palacio de los cien intrincados pasillos? ¿O bien debe ayudarlo a matar a su hermano y luego huir con él de la cruel Creta? Pero, ¿pueden realmente decidir los hombres o son los dioses quienes tejen el frágil hilo de su destino?

Ariadna té el cor dividit. El seu amor s’ha encès com una flama per Teseu, el jove arribat d’Atenes per matar el Minotaure o morir al Laberint. Què ha de fer? Deixar que Teseu es perdi per sempre a dins del Laberint, on centenars de passadissos s’entrecreuen? O potser ajudar-lo a matar el seu germà i després fugir amb ell de la cruel illa de Creta? Ara bé, segur que són els humans que decideixen el propi futur? O són més aviat els déus els qui filen el seu fràgil destí?