978-84-8359-592-3
Lola, la niña que amaba el mar
Antoni Planas
Editorial: Calambur Fecha de publicación: 01/01/2024 Páginas: 32Formato: , 18 x 18 cm.
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El mercader de Venecia, escrita entre 1596 y 1598, es una tragedia romántica muy representativa de la obra de William Shakespeare. En esta pieza teatral hallaremos a algunos de los personajes más icónicos de la literatura shakesperiana: el prestamista usurero Shylock, dispuesto a cobrarse sus deudas de la forma más sanguinaria; el mercader Antonio, antítesis del anterior, quien asumirá los riesgos financieros de la aventura sentimental de su amigo Bassanio, poniendo su amistad incluso por encima de su propia carne; y la acaudalada huérfana Porcia, quien, con su aplastante superioridad intelectual y audacia, conseguirá doblegar las voluntades de cuantos la rodean. Esta apasionante obra, dividida en cinco actos, disecciona el alma humana para adentrarse en una cuestión que, más de 400 años después, sigue gozando de plena actualidad: hasta dónde es capaz de llegar el poderoso con tal de cobrarse una deuda de quien todo lo ha perdido.
Al verse retratado por su amigo artista Basil Hallward, Dorian Gray queda profundamente impresionado por su propia belleza. ¡Cuánto desearía poder conservarse eternamente joven con la apariencia de ese cuadro! Poco podía imaginar Dorian Gray que ese anhelo iba a convertirse en su obsesión y, a la postre, en su condena. A partir de ese momento, será el cuadro quien sufra tanto el paso del tiempo como las cicatrices que va dejando la vida de Dorian Gray, entregada al vicio y la maldad mientras se conserva eternamente joven. A lo largo de este relato, considerado obra culmen del terror gótico y uno de los clásicos modernos de la literatura occidental, Oscar Wilde explora los rincones más tenebrosos del alma humana a través del mito de la eterna juventud. El pecado, el rencor, la venganza y el narcisismo son los pilares que sostienen esta novela de ritmo trepidante que retiene al lector desde sus primeras páginas.
Se vienen advirtiendo, desde hace un tiempo, los cambios experimentados en la infancia como consecuencia del impacto de la mercantilización de esta etapa de la vida. La programación infantil que se promociona como inocente entretenimiento, en realidad reproduce unas estructuras sociales concretas. En estos productos audiovisuales no solo se fomentan ciertas conductas, actitudes, ideas y valores, sino que también se favorece el distanciamiento entre la realidad de la sociedad multicultural en la que vivimos y la realidad percibida (los imaginarios sociales legitimados). Como se pone de manifiesto en estas páginas, las series de televisión contribuyen a modificar entre los menores sus apreciaciones culturales y la percepción de la propia identidad. En la actualidad no solo debemos de ser conscientes del gran peso que tiene la televisión en la transformación de la cultura, sino que igualmente debemos actuar sobre ella para combatir aquellas pedagogías que oprimen a la infancia desde las pantallas.
En los poemas que conforman este pequeño libro se disecciona el mundo de las apariencias, mostrando lo que se oculta tras ellas como entre enmascaradas sombras. La realidad es engañosa; lo idolátrico camufla su naturaleza, en un peculiar retorno a los falsos mitos del pasado. Nada ha cambiado, aunque parezca que todo ha cambiado.
Tomás Bermejo es uno de los miles de jóvenes que a finales de los años cincuenta acaban de llegar a Catalunya en busca de un empleo digno. No es un hombre afortunado y meses después, cuando por fin ha conseguido trabajo y piso, pierde a Nati, su mujer, tras el parto de su primer hijo. Sin familia ni amigos a los que recurrir, no consigue ocuparse del recién nacido y decide confiarlo al cuidado de un seminario con el propósito de recuperar su tutela cuando su situación lo permita. Poco tiempo más tarde, con un buen salario y mejores expectativas, Tomás regresa esperando salir de la institución religiosa en compañía del niño. Pero nada ocurre como imagina.
Irene Albar, Novela cubana (1885, 1886) por Eusebio Guiteras Font sitúa la acción en los 1830s, un momento crucial en la historia literaria de Cuba, donde existía un sentido elevado de la relación entre lo político y lo estético. Une momentos dispares en las historias de Cuba, España y Estados Unidos y tradiciones literarias que conectan a La Habana, Barcelona y Filadelfia e iluminan los lazos trasatlánticos y transfronterizos de la vida en la Américas del siglo XIX. La novela narra la historia de dos amantes desafortunados: el conde Carlos Palmasola, figura trágica que busca ganar la mano de su enamorada, e Irene Albar, una criolla cubana criada en un convento en Cádiz, ahora de regreso a La Habana. Las divisiones sociales separan a los amantes impidiendo su matrimonio. El conde Palmasola huye a España a recobrar sus raíces y pelear en la primera guerra Carlista, pues necesita obtener el respeto de su amada; Irene encuentra consuelo en el seno de su familia y en la iglesia católica para superar la ausencia de Carlos y la posibilidad de su muerte en los campos de batal la en Aragón.
Francisco de Quevedo (1580, Madrid) se educó cantando letrillas y romances de Góngora en el corazón de Madrid, en el Palacio Real. El segundo hijo de un matrimonio de cinco, terminó ?en torno a 1600? por convertirse en el mayorazgo. Estudió en Alcalá y Valladolid. Pronto se significó por su habilidad lingüística y por sus extravagancias festivas, que se saborearon en la corte de Felipe III. Después de un periodo filológico, entregado a las letras clásicas, y famoso ya como poeta, sirvió al Duque de Osuna en Italia (1613-1618). La muerte de Felipe III desencajó aquella España que se estaba haciendo. Quevedo fue de los voceros que trazó fronteras y distribuyó ideologías (Los Sueños) sobre todo por la Leyenda Negra. Durante su etapa final, enfrentado al Conde Duque de Olivares, se le encerró en el Convento de San Marcos, del que salió ?aprendiendo a andar? a su señorío en la Torre de Juan Abad, para morir poco después (1645) en el convento de dominicos de Villanueva de los Infantes.
¡El doble! Es sin duda uno de los conceptos de mayor calado en las manifestaciones artísticas a lo largo de la historia. En efecto, la temática del doble casi siempre ha estado presente en las literaturas, en general, hasta el punto de convertirse en una realidad incuestionable. El doble literario, expresión sumamente rica e indiscutiblemente abierta, trata de las cuestiones relacionadas con los reflejos, las sombras, las simetrías, las réplicas, los fantasmas, las mitades, los prolongamientos o extensiones, los gemelos, los duplicados o sosias, etc. Pueden así observarse sus manifestaciones tanto en el personaje como en otras categorías del relato.
Estamos ante un libro de poesía y un par de textos narrativos que hace referencia al amor, a la naturaleza y a la cara dramática que suelen presentar algunos hechos y sucesos propios de la vida de los seres humanos. La naturaleza es el gran soporte de los acontecimientos creados por el hombre, ella cuenta con su propia existencia y con su incomparable multiplicidad de formas, colores, diseños y ciclos de una constante impermanencia y evolución. En ella encontramos diversidad de animales e insectos que complementan su propia magia y toda ella se presenta como un ser viviente. Aquí hacemos alusión de manera particular al paisaje de la Orinoquia colombiana, como escenario de inspiración poética que permite incrustar allí emociones que atraviesan toda la existencia.