Hastiada de su vida en Sudáfrica junto a su marido, la protagonista de La exiliada decide romper con su pasado y volver a Ipar Euskal Herria. Agitada por los convulsos tiempos que se viven a los dos lados del Bidasoa –gal, Plan ZEN, ETA…– y por su propio corazón, la joven militante conocerá al hombre de su vida y se entregará a la lucha por él y por su pueblo. Como dice Gilles Perrault en el prólogo de este libro, «esta página de la historia que se lee como una novela» ha sido para Basurco más que un ejercicio literario una necesidad, al haber vivido en primera persona los hechos que en ella se narran.

Nos encontramos ante un fresco familiar que nos lleva a Toulouse, entre los exiliados españoles que no abdicaron en 1939. Es también la historia de una época, la de los míticos años 1968 y 1969, cuando la esperanza de un nuevo mundo floreció en los cándidos labios de una familia, cuyos valores esenciales están mejor anclados que todas las bitas de amarre de ambas márgenes del Garona. Risas y lágrimas se entremezclan alrededor de Rosa, la benjamín de los hermanos, joven de ideas confusas que hará frente a su época con valor, al lado de su hermano Buenaventura, ausente y tan querido, comprometido en la lucha revolucionaria. Ambos marcarán para siempre el destino de la familia Serrano-Villabona. Después de Sé fuerte, Lucía, Marie José Basurco nos sumerge de nuevo, a través de sus personajes sensuales y políticos, en el estrépito de la historia y el inolvidable testimonio de los pueblos.

Es la historia de un doble amor. Por un lado el amor que siente Lucía por un hombre, y por otro el amor al pueblo vasco, al que ambos pertenecen y cuyo sombrío destino va a marcar la relación de esta pareja con el sello de la tragedia. Todo les va bien hasta que la rebelión de Asturias, cruelmente reprimida por Franco, anuncia el comienzo de una catástrofe que ya no tendrá fin. Los dos protagonistas se ven precipitados en un torbellino político que no se apacigua, ni siquiera tras la muerte de Franco. Lucía no abdica ante ese acontecimiento; su obstinada búsqueda de la felicidad no cesa de animarla; sus ganas de vivir resisten el lento e irresistible ascenso de las fuerzas de la muerte. Marie José Basurco arroja sus personajes al oleaje oceánico de la Historia, entrelazando lo íntimo y lo público, la tenaz búsqueda de la felicidad y el estruendo del acontecimiento desgarrador.