Apenas unos días antes de que las piqueta cayera sobre un edificio
tan emblemático en la historia de Novelda como lo fue la fábrica de lonas, el fotógrafo Vicente Albero se sumergió en los restos del edificio fantasma “arrancado del horizonte de nuestros paisajes urbanos, sin darles siquiera una oportunidad para ceder el testigo de sus memorias”. El resultado es este pequeño y hermoso libro en el que el colectivo Giraboix intenta recuperar retazos de la memoria colectiva a lo largo de un siglo y un edificio singular, cuya decadencia e injusta condena es delicadamente ilustrada por Vicente Albero.

El proyecto, que aúna la fotografía de Vicente Albero Irlés y la poesía de Javier Santos Asensi, está concebido como un documental dedicado al entorno natural que les es propio, con la firme intención de recuperar la memoria gráfica de esos parajes abandonados al olvido, pero que un día acompañaron y dieron identidad a su crecimiento como personas.
El resultado es un paseo alucinado por entre huertas, acequias, caminos, canteras y ramblas; el descubrimiento de una geografía muy personal, que esconde la huella indeleble del empuje industrial y urbano, pareja a esa otra cicatriz del individuo roto, desligado de su propio entorno.
No es una visión, sin embargo, localista. El proyecto quiere indagar en la raíz que ancla a cada hombre en su entorno, los lazos que lo atan a un valle, a un cauce, una montaña o un paraje determinado. Denuncia la fragilidad de estos entornos naturales, que no es otra que la propia fragilidad de cada hombre que se siente estrangulado del medio natural que, por nacimiento, elección o simple casualidad, le corresponde. Y advierte, finalmente, de la desazón del individuo contemporáneo, atrapado en las contradicciones de un mundo con imperativos colectivos de prisa producción o consumo y, a menudo, en su propia complacencia.