Lo lamentamos, pero este libro no está ya disponible.
• ISBN: 9788433910219 / 8433910213
• Estado: Bueno.
• Premio Herralde de Novela 1995.
Un hombre de mediana edad, acorralado por las ruinas de su moralidad y el aborrecimiento de sus semejantes -por lo que ha sido su pasado y es el presente del mundo-, reconstruye su vida en paralelo al día que acaba de transcurrir y que ha dado lugar a los sucesos que desencadenan la narración. Esos sucesos finales determinan la «geometría de la tragedia», y la narración es el recuento de la aventura espiritual que conduce a esa tragedia y la rememora -las aventuras más relevantes de hoy raramente son ya físicas, sino interiores, mentales-.
Pero la tragedia no es sólo individual, sino tal vez un destino, porque ese hombre que se debate en el delirio de su incertidumbre, entre el rechazo del mundo y su deseo de adaptación, entre su odio y su fascinación por lo que odia, expresa el desconcierto de un hombre previo, de un hombre que todavía se pregunta por el sentido de las cosas en un mundo donde todo se está sublimando para dar paso a la virtualidad técnica de una nueva humanidad, cuya inquietante hegemonía puebla la época que estamos inaugurando.
Contada desde la hilarante exasperación a que el protagonista lleva todas las cosas, la novela está construida como a un caleidoscopio de recuerdos, visiones e imprecaciones, y afronta, en sus múltiples planos de significación, la fractura y la crisis de nuestro tiempo, del mundo que todos nosotros estamos dejando atrás y el mundo que viene y el protagonista ve ya ante sus ojos. Expresa el dilema, las pasiones, frustraciones y desorientación del último hombre moral, de un hombre de contenidos y cualidades, de valores y principios y sentimientos (de dudas, de interrogaciones) que es ya sólo hoy un hombre ridículo o patético, un hombre terminal, y su mundo, el que estamos dejando atrás, un mundo en ruinas. Pero esas ruinas le permiten quizás ganar una última y pírrica batalla: de la exasperación de su incertidumbre, de la compleja arquitectura de sus contradicciones y sus móviles de perfección y de ese exacerbado punto de vista que continuamente nos mueve a risa, es posible que brote una rara lucidez que en un amplio registro de tonos (humorísticos y meditativos, rememorativos y sarcásticos y hasta sacros y tal vez proféticos) va iluminando el repertorio de nuestras cuestiones más cotidianas: el sexo y el amor, el dolor y la risa, la amistad, la familia, la voluntad y el cansancio, el poder y la impotencia, el aburrimiento, el tiempo, el dinero y la identidad, la casa, la acción y las pasiones, el lenguaje, la cultura o la política.
Más o menos emparentado con el hombre del subsuelo de Dostoievski o el hombre superfluo de Bernhard, con el idiota de Azúa y sobre todo con las fantasías de la conducta de Cervantes, en este libro hay escenas que sin duda ofenderán a muchos, a los que ridiculizará desde la ridiculez de su personaje. Pero al igual que el protagonista, todos pertenecemos ya sin embargo, cada vez en mayor medida, al mismo mundo homologable que describe esta novela en la que estética, ética y lógica, mímesis y fantasía, el más extremado delirio y la más cabal sensatez, en lugar de estar separados como ha querido la línea de la modernidad que conduce a la muerte del arte, se funden en una sorprendente y renovadora prosa de extraordinario calado.
• José Ángel González Sainz (Soria, 1956) realizó en Barcelona estudios de Ingeniería, Ciencias Políticas y Económicas y se licenció en Filología. Vive en Venecia desde 1982. Ha traducido libros de Ceronetti, Severino, Magris y Del Giudice; es fundador y codirector de la revista Archipiélago.
Anagrama publicó en 1989 el libro de relatos Los encuentros: «Estupendos cuentos» (Javier Goñi, El Urogallo); «No creo exagerar si afirmo que en bastantes momentos el relato [«El regreso a casa»] roza la atmósfera y la fuerza de Bartleby el escribiente ... En González Sainz, a la derrota se añade además un tinte de desgarro vital que habla más de nuestro tiempo que muchos relatos nacidos con vocación de testimonio» (Constantino Bértolo, El País); «Me acuerdo que saboreaba el libro muy despacio porque no quería que acabase nunca, a pesar de que cada historia era un nuevo golpe y yo lo sabía, lo sabía desde el primer relato... El gozo de estar realizando un descubrimiento, tan raro y, precisamente por ello, tan emocionante porque de pronto nos sentimos mucho menos solos de lo que creíamos» (Mercedes Soriano); «Uno de los últimos libros que últimamente nos ha dejado mejor sabor de boca... No le es ajeno el mejor estilo literario de Benet, los ácidos apuntes de Bernhard, García Calvo o Sánchez Ferlosio y algun logros de Dostoievski, Kafka o Faulkner ... Un autor del que esperamos mucho en la década que se aproxima» (Angel Martínez Salazar, Araba).