978-84-301-2078-9
Hueso de aceituna
ERRI DE LUCA
Editorial: Sígueme Fecha de publicación: 24/01/2021 Páginas: 128Formato: Rústica
www.paquebote.com > Erri De Luca
Cinco mujeres y sus vidas. Cinco personajes que, distanciados en el tiempo, comparten una rara belleza. Tamar la cananea, Rajab la prostituta de Jericó, Rut la moabita, Betsabé la adúltera y María, embarazada antes de su boda.
Cinco nombres de mujer que aparecen en la genealogía de Jesús. Cinco figuras fuera de lo ordinario que, sin pretenderlo, son causa de escándalo. Y de vida.
Al rastrear el significado de las viejas palabras hebreas que contiene la Escritura santa, el autor, con un lenguaje sencillo y una prosa esencial, invita al lector a adentrarse en el sentido puro de la realidad.
El presente volumen incluye un DVD con la grabación del singular espectáculo teatral “Quijote y los invencibles”, a medio camino entre el monólogo y el ensayo escénico, presentado por Erri de Luca en Madrid en 2009. El libro se compone de unos ensayos breves de De Luca sobre el Quijote, una entrevista con el escritor italiano realizada por César Rendueles, y la transcripción íntegra de lo contado, recitado y cantado en el espectáculo.
En el escenario, una mesa de madera y cuatro sillas. En ellas, Erri De Luca, el cantautor Gianmaria Testa y el clarinetista Gabriele Mirabassi. La última silla, vacía, es para Quijote, el invencible. Para él y para los demás invencibles va este homenaje: no para “los que suben al escalón más alto del podio, los que siempre vencen, sino para los que siempre vencidos, batidos, derrotados, no cejan en su empeño de volver a ponerse en pie para batirse de nuevo”.
Con la ayuda de poemas y canciones de Rafael Alberti, Bertolt Brecht, Ungaretti, Boris Vian, Nazim Hikmet o Izet Sarajlic, el escritor italiano Erri de Luca va repasando distintas figuras contemporáneas de “invencibles” –los migrantes, los presos, los suicidas– e hilando reflexiones sobre la poesía como herramienta de combate de las literaturas, sobre nuestra condición actual de espectadores o sobre alpinismo. Y entre medias, mucho humor.
Cinco mujeres y sus vidas. Cinco personajes que, distanciados en el tiempo, comparten una rara belleza. Tamar la cananea, Rajab la prostituta de Jericó, Rut la moabita, Betsabé la adúltera y María, embarazada antes de su boda.
Cinco nombres de mujer que aparecen en la genealogía de Jesús. Cinco figuras fuera de lo ordinario que, sin pretenderlo, son causa de escándalo. Y de vida.
Al rastrear el significado de las viejas palabras hebreas que contiene la Escritura santa, el autor, con un lenguaje sencillo y una prosa esencial, invita al lector a adentrarse en el sentido puro de la realidad.
En ocasiones la vida consiste en tratar de desvelar el sentido oculto de las palabras.
«No me considero ateo. El ateo se priva de Dios, de la enorme posibilidad de admitirlo no tanto para sí mismo cuanto para los otros. Dios no es una experiencia, no es demostrable, pero la vida de los que creen en él, la comunidad de los creyentes, sí es una experiencia. No, no soy ateo.
Soy uno que no cree. Todos los días me levanto bastante temprano y releo el hebreo del Antiguo Testamento con obstinación y como algo íntimo. Así aprendo. Siento que los trocitos que voy perdiendo en la rutina cotidiana me son restituidos por una palabra que lentamente sale al encuentro de mi inmovilidad y me conforta con su contenido.
En esta tarea permanezco como no creyente; soy alguien que lee las letras superficialmente e intenta traducirlas de algún modo, en estricta obediencia a esa superficie revelada».
El rey de los rebecos es ahora un animal cansado. Solitario y orgulloso, desde hace años impone su supremacía. Estamos en noviembre, época de duelos. Desde el valle sube el olor del hombre, del asesino de su madre. También el hombre, aquel hombre, está entrado en años y ha pasado gran parte de su vida cazando furtivamente animales en la montaña. Y también ese hombre lleva –impropiamente– el nombre de «rey de los rebecos» por todos los que había matado. Nunca dejaba al animal herido, lo abatía de un solo disparo.
Erri De Luca (Nápoles, 1950) espía la inminencia del encuentro, de un duelo que parece incluir todos los duelos. Lo hace entrando en dos soledades distintas: la del gran rebeco parado bajo la inmensa y protectora bóveda celeste y la del cazador, el ladrón de animales, que nunca ha tenido una verdadera historia que contar para atraer la atención de las mujeres, para vencer su batalla contra los demás hombres.
«En toda especie son los solitarios los que se atreven a experiencias nuevas», dice De Luca. Y aquí se habla, precisamente, de estos dos animales que se enfrentan en una distancia cada vez menos perceptible, hasta la piedad de un abrazo mortal.