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Este volumen de Guías de Lectura del Nuevo Testamento (GLNT) está dedicado a dos escritos especialmente poderosos: la carta a los Colosenses y la carta a los Efesios.En una primera parte, localiza esos escritos dentro de su contexto literario, que es la colección de escritos paulinos, con un largo proceso de formación hasta alcanzar su configuración actual, y dentro de su contexto histórico, que fue la vida de las comunidades paulinas en su evolución después de la muerte de Pablo.Las dos partes siguientes del libro se centran en el estudio directo de los textos de cada uno de los escritos. En cada caso, se comienza con una introducción concisa sobre el carácter literario y el origen del escrito, para pasar después a la presentación de su texto castellano estructurado y comentado.El libro reseña en su última parte un guión de los motivos fundamentales de los escritos en su escenificación del acontecimiento mesiánico. Ofrece así una guía para una reflexión más sistemática sobre los textos.
Este libro es una refundición del anterior. Los escritos originales de la comunidad del "amgio" de Jesús. Conserva el espíritu de aquel y una amplia parte de su texto, aunque con profundas modificaciones. Igual que aquel, este libro centra su atención en la reconstrucción de los textos originales del evangelio y de las cartas de Juan.
El libro comienza tratando en una primera parte (I) las diversas cuestiones generales sobre las cartas paulinas; su trasmisión y consigueitne transformación, la fijación de las cartas originales en la misión de Pablo, su cra¿cter en cuento a su género literario, redacción y base tradicional.
Este libro está dedicado a una de las cuestiones más candentes en la investigación actual sobre los orígenes cristianos: la conexión entre Jesús de Nazaret y el cristianismo naciente. Lo hace desde la clave del reino de Dios, precisando la estructura de la esperanza en él implicada y la secuencia de su trama. Concretamente, descubre en la misión de Jesús un auténtico proceso evolutivo. El reino de Dios, a cuyo servicio estaba la proclamación y actuación de Jesús, era un acontecimiento histórico. Su objetivo era la renovación de la historia del pueblo de Israel y, por su medio, la transformación de la historia de todos los pueblos de la tierra. Como tal acontecimiento histórico, pues, tenía que abrirse camino dentro de la encrucijada de la situación histórica concreta, siempre abierta a varias posibilidades. Esa es la perspectiva que ayuda a aclarar algunos aspectos oscuros tanto de la misión de Jesús como de los orígenes del cristianismo.
Los inicios de esta historia de la esperanza estuvieron en el proyecto de la misión de Juan Bautista, que a su vez se enmarcaba dentro de la trama de la esperanza del judaísmo de su tiempo. Con ese proyecto se entroncó en sus comienzos Jesús de Nazaret (parte I).
A raíz de la crisis del proyecto de Juan, provocada por la interrupción violenta de su actividad, Jesús inició su misión independiente con un nuevo proyecto. Su base era el proyecto de su maestro, pero con una profunda transformación. A él dedicó Jesús la primera época de su misión, en los poblados de Galilea y de su entorno (parte II).
El rechazo de su misión galilea fue el punto de arranque para un nuevo proyecto de Jesús, centrado en la instauración del reino mesiánico en Jerusalén, la capital de Israel. Pero su intento le condujo a la muerte violenta. Fue entonces, en esa situación de aporía, cuando precisamente la muerte del agente mesiánico se convirtió en el nuevo y paradójico camino para la implantación del reino de Dios. Este último proyecto de Jesús fue el que asumió y desarrolló el cristianismo antiguo, fundado en la experiencia pascual (parte III).