La cuestión de la financiación autonómica ha reaparecido periódicamente en el debate público en España coincidiendo con las reformas que se han ido introduciendo en el sistema. La información que llega a los ciudadanos suele ser la de confrontación entre los líderes políticos y la forma en que este desacuerdo salta a los titulares de la prensa es la de agravios comparativos, deuda histórica o acusaciones de insolidaridad frente a quienes demandan una mayor autonomía sobre sus ingresos. Por otra parte, para los no especialistas es difícil orientarse en un debate dominado por tecnicismos y por el diagnóstico sesgado de los políticos que en él intervienen.
Escrito con claridad y ecuanimidad, el presente libro hace accesible al público general un debate que permanece abierto en la agenda política y proporciona las claves necesarias para orientarse en él.
¿Por qué se reforma cada cierto tiempo el sistema de financiación?
¿Qué características definen el modelo de financiación del País Vasco y Navarra? ¿En qué dirección ha evolucionado la financiación autonómica? ¿Existe realmente la excepcionalidad española en el conflicto territorial sobre la financiación? ¿En qué consiste el federalismo fiscal?

Siglo XXI reedita este "clásico" de su fondo editorial como homenaje al que fuera uno de los artífices de la Constitución del 78, Jordi Solé Tura, prologado por Marta Lorente Sariñena, catedrática de Historia Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid.
A veces, se ha tendido a presentar nuestra historia constitucional como una serie periódica de alternancias: el poder habría pasado de la izquierda a la derecha y viceversa, una y otra vez, sin que una ni otra consiguieran tomar la iniciativa de modo duradero. Esta perspectiva es falsa: no cabe hablar de ciclos o alternancias. La inmensa mayor parte de nuestra historia contemporánea se ha desarrollado bajo textos constitucionales claramente conservadores o bajo el signo de la negación del constitucionalismo. Así, y éste es el segundo aspecto que debe ser puesto de relieve, el franquismo no aparece como una ruptura innovadora de la tradición política de la oligarquía española, sino como el desarrollo de ésta hasta sus últimas consecuencias.