Un cuento siempre ayudará a la formación del carácter de un niño.

Al escribir este decálogo de cuentos infantiles, me ha guiado tan solo el objetivo de llegar, con ellos, a los sentimientos más puros y bondadosos de los niños que los lean, para conseguir sumar, aunque sea de una manera muy humilde y sencilla, el deseo de hacer el bien sin importarles si el receptor de su acción es un adulto, un adolescente, otro niño como él mismo o un pobre animalito abandonado y necesitado de cuidados y caricias. Si lo consiguiese, me sentiría recompensado por el tiempo que les he dedicado al escribirlos y a todo el trámite de su edición y posible publicación. Puesto que al editarlos y posiblemente publicarlos no me guía ningún interés crematístico, mi única compensación sería la inocente sonrisa de un pequeño al leer alguno de los contenidos en este sencillo decálogo.

De inclusero a gozar con las más bellas mujeres y…

Una prostituta, madre de un chico que da a luz en un hospital, renuncia a él entregándolo a la inclusa para pasar a un reformatorio cuando alcanza la edad adecuada. A los once años, el chico se escapa y deambula por Sevilla dedicado al robo y el pillaje. Con ocasión del robo de una cartera que contiene documentos elementales para el Estado, se monta un dispositivo de envergadura hasta darlecaza en Madrid. Él no entrega la cartera hasta que lo dejan libre. Con la ayuda de uno de los policías que lo detienen encuentra untrabajo. Cambia de vida, estudia con tesón y se hace con una carrera. Encuentra un trabajo en Londres y luego de un par de episodios escabrosos en esa ciudad y muchas vivencias eróticas regresa a España, donde inicia el montaje de una cadena de restaurantes, paralelamente se mete en política y triunfa en los dos campos. Su triunfo se lo debe principalmente a unos nobles ingleses y a un hostelero español que lo ayudan a lo largo de toda su carrera.