978-84-1389-575-8
La pitjor classe del món et desafia
Joanna Nadin
Editorial: ESTRELLA POLAR Año: 2023Formato: Rústica
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4ºB es la peor clase del mundo. Y eso es así. O, al menos, eso dice la directora del colegio, la señora Bottomley-Blunt. Pero, claro, ¿qué puedes esperar de alguien que dice que al colegio se va a aprender y que debes comportarte y estar callado? ¡Pues que sea una aburrida! Por eso, puedes imaginarte lo que se enfadó cuando ideamos un plan a prueba de tontos para pillar piojos o cuando nos emperramos en convertirlo todo un juego de desafíos y ¡romper todas las normas que hay en la lista de la directora!
4ºB es la peor clase del mundo. Y eso es así. O, al menos, eso dice la directora del colegio, la señora Bottomley-Blunt. Pero, claro, ¿qué puedes esperar de alguien que dice que al colegio se va a aprender y que debes comportarte y estar callado? ¡Pues que sea una aburrida! Por eso, puedes imaginarte lo que se enfadó cuando nos pusimos a hacer intercambios épicos (porque a ella no le parecían épicos para nada) o cuando intentamos mantener a un profesor sustitulo a raya. Porque estos son los peores, que se creen que están ahí para enseñarte...
4ºB es la peor clase del mundo. Y eso es así. O, al menos, eso dice la directora del colegio, la señora Bottomley-Blunt. Pero, claro, ¿qué puedes esperar de alguien que dice que al colegio se va a aprender y que debes comportarte y estar callado? ¡Pues que sea una aburrida! Y seguro que no le gusta un pelo que toda la clase de 4ºB acabe con vómitos por una competición de hacer galletas o que el día de las exposiciones orales sea un completo desastre... ¡Pero todo fue sin querer, por descontado!
4ºB es la peor clase del mundo. Y eso es así. O, al menos, eso dice la directora del colegio, la señora Bottomley-Blunt. Pero, claro, ¿qué puedes esperar de alguien que dice que al colegio se va a aprender y que debes comportarte y estar callado? ¡Pues que sea una aburrida! Por eso, puedes imaginarte lo que se enfadó cuando, en lugar de vigilar el recreo, nos convertimos en los culpables de que un retrete se desbordara y, bueno, aquello no oliera demasiado bien; o cuando decidimos "rescatar" a un pingüino el día que nos fuimos de excursión al zoo...