La pequeña ratita Ludivina descubre la pintura por pura casualidad. Al principio no la comprende, pero se siente atraída. Y, finalmente, descubre que su vocación es convertirse en pintora. Sin embargo, ese deseo podría ser peligroso para su familia…a artista francesa Aude Picault nos ofrece un divertido y entrañable álbum ilustrado sobre la capacidad creadora y hermanadora del arte que animará a los pequeños a perseguir sus sueños.

Después de Travesía, Aude Picault firma un precioso libro que cuenta una noche de fiesta en un pueblo del sur de Francia durante un festival de música. Seguimos a una chica que espera encontrarse con un tipo que parece que pasa de ella, con la consiguiente decepción, el bajón emocional, la duda existencial y el posterior venirse arriba con la primera luz del día. Muchas conversaciones, muchos personajes que entran y salen, y, en definitiva, una excelente reconstrucción del vértigo de esas noches de mucho alcohol y poca vergüenza.

De nuevo Aude Picault entrega un libro de tono autobiográfico y ligero, centrado en su experiencia veraniega a bordo de un velero y entre gentes nómadas y sin ataduras. Destaca su trabajo gráfico, minucioso en lo descriptivo, y su innegable talento para lo cómico.

La autora habla de la muerte de su padre y trenza en imágenes un puñado de recuerdos breves y emocionantes. El aire amable del dibujo se ensombrece para transmitir el vacío, el desconcierto de la pérdida.

Como en un cuaderno de bitácora y complicidades, la autora va dejando en estas páginas sus pensamientos más íntimos y superficiales. Con ligereza y un humor ácido, habla de los hombres y de la vida, del futuro, de su día a día, y lo hace con una gracia y una frescura estimulantes, irresistible.